viernes, 20 de enero de 2012

ALL YOU NEED IS LOVE

Ya sabéis que tengo predilección por los héroes anónimos y les he dedicado alguna que otra entrada. En esta ocasión me vais a permitir que os hable de una mujer que se sale de la norma en muchos aspectos. Decía Oscar Wilde que la diferencia entre un pecador y un santo es que el santo tiene un pasado, pero el pecador tiene un futuro.
Pues mi amiga Sole desde luego tiene un pasado, pero también un gran futuro. Su vida da para una novela como mínimo y espero que algún día me deje ser su biógrafa, jeje.
Su padre era ingeniero de minas y cuando lo destinaron al Congo a trabajar en la mina de cobre de Likasi, decidió llevarse a la familia. Así que Sole vivió en el Congo desde los 7 hasta los 14 años, por supuesto es bilingüe de francés y controla algo de swahili. De hecho ella siempre se ha sentido "congolesa" y su carácter tan excepcional seguro que está determinado por pasar parte de su infancia allí.
Al volver a España estuvo en un internado en León donde conoció al que sería su primer marido y con el que tendría tres hijos. Después de esta etapa se traslada a Madrid en los primeros años ochenta, en plena "Movida". Por supuesto la vive en primera persona llegando a compartir
piso con un transexual que se llamaba Manolo y que años después se haría llamar Bibi Andersen. Empieza su etapa más loca y entra en contacto con mucha gente del cine y la música. Su primer matrimonio no fue un camino de rosas que digamos, por decirlo eufemísticamente. Tres o cuatro años después de separarse y por motivos musicales conoció a su actual marido, Chirro, con el que ha tenido otros tres hijos.
Siempre se dice que detrás de toda gran mujer hay un gran hombre (o era al revés jejeje), pues en este caso se cumple a rajatabla. Chirro se hizo cargo de los tres hijos mayores desde el primer momento y ha ejercido de padre hasta hace bien poco (ahora ya tienen 32, 30 y 27).
Sole adora a los bebés, vamos, tiene pasión. Cuando yo la conocí ya tenía cuatro hijos y se le estaban haciendo muy mayores. Tenía claro que quería otro bebé, pero esta vez iba a ser adoptado (siempre habían deseado hacerlo y a ser posible en su adorado Congo).
Todo el mundo sabe que adoptar en España es una pesadilla absurda y frustrante y que muy pocas parejas lo consiguen. Sin embargo fuera de nuestras fronteras se puede conseguir más facilmente aunque no esté exento de riesgos.
Traer a Kitoto del Congo fue seguramente una de las experiencias más duras por las que tuvieron que pasar y eso que a esas alturas ya les había pasado casi de todo. El país estaba a punto de entrar en guerra y la situación para cualquier blanco era bastante "insegura" por decirlo suavemente. Solo estuvieron una semana, de domingo a domingo, pero cada día que pasaron en Kinshasa pensaron que iba a ser el último. Kitoto era huérfano y no tenía ningún vínculo familiar, de no ser así no se lo habrían podido traer, pues eso es algo que en África miran mucho, en el momento en que tienen algún primo o pariente aunque sea lejano se queda.
Para que os hagáis una idea de la gravedad del tema me ha contado Chirro que durante los primeros días y estando alojados en un hospital para mutilados, decidieron asistir a una típica misa africana. En realidad fueron porque Sole insistió mucho para que él la viera. Eso fue una tarde, pues al día siguiente les dijeron que durante la noche habían matado a más de la mitad de los que estaban en la iglesia esa tarde.
Ni que decir tiene que salieron de allí cagando leches y aún hoy, nueve años después, alucinan cuando piensan en cómo lo consiguieron.
Por fin llegamos a la parte en la que Sole y por supuesto Chirro entran a formar parte mi elenco de héroes anónimos.
La familia de Sole tenía una casa en Cartagena con un poco de terreno y es ahí donde viven, bueno, llevan viviendo ya tiempo. Cuando digo lo de terreno me refiero a que ocupa lo suficiente para que haya una vivienda relativamente grande y otra vivienda más pequeña además de un buen jardín. En todos estos años cuando han sabido de alguien que lo estaba pasando mal y no tenía dónde quedarse no han dudado en ofrecer su casa.Tuvieron a una chica boliviana, después a un músico argentino que estuvo muuucho tiempo (llegó incluso a traerse a su madre) y por último a Elodie y sus niños.
Lo de la boliviana y el argentino es fuerte pero... lo de Elodie, me deja muda. En cuanto Sole los vio (a ella y a sus dos hijos) supo que eran del Congo y además bantúes, la misma etnia que Kitoto. Y claro ni corta ni perezosa los instala en su casa hasta que su situación mejore.
En fin, qué queréis que os diga, se puede ser solidario colaborando con ONGs, llevando alimentos a la parroquia en Navidad, dando ropa a Cáritas o qué sé yo, pero meterte en tu casa a una madre y a sus dos hijos no conozco a mucha gente que lo haga.
No sé vosotros pero a mi me flipa. Saber que hay gente en el mundo como Sole y Chirro hace que merezca la pena seguir luchando para que sea un sitio mejor.
¡Gracias por ser tan increíbles!
Un beso muy fuerte.

Suzy