domingo, 12 de mayo de 2013

WHAT´S UP DOC? / ¿QUÉ HAY DE NUEVO VIEJO?

Hola buenas, que levante la mano el que esté de acuerdo con el tópico de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Venga, no os cortéis, no os van a llamar abuelo cebolleta, ¿o sí? Bueno, pues yo estoy super cebolleta porque conforme avanza la cosa estoy más retrógrada. Esto viene a colación del también consabido dicho:  "Nunca digas de este agua no beberé", porque yo he criticado hasta la saciedad el uso indiscriminado del  WhatsApp  hasta que finalmente he cedido (a punta de pistola, por supuesto) a la presión que ha ejercido la aldea global sobre mí para empezar a usarlo. Que si me estaba quedando en la prehistoria, que si qué antigua, que si cuándo te vas a modernizar etc, etc, etc. Y ahora tengo que aguantar las críticas de mi hija que se pasa el día restregándome que si me he convertido en una adicta al WhatsApp y estoy todo el día "enganchada". Cuando en realidad estoy haciendo un esfuerzo ímprobo por aclararme con el maldito teclado táctil del que había estado renegando todo este tiempo. Sí, ya sé que sueno de lo más casposo, pero no estoy sola en esta cruzada, me consta que hay mucha gente que sigue opinando que los móviles nos han complicado la vida casi más que nos la han allanado. Bueno, si estuviera poniendo esto en Facebook ya me habrían cosido a comentarios, y en Twitter sería trendy topic, jajaja.
Pero no me voy a cebar con las nuevas tecnologías, no, no voy a quejarme aquí de cómo Internet está acabando con todo lo que para mí era tan necesario como respirar. Por citar unos cuantos ejemplos: el cine; las salas de cine; los discos y  libros (físicos y tangibles); las librerías; las tiendas de música especializada... No me vale el Corte Inglés que te los vende al peso y donde los vendedores no tienen ni puta idea de música ni de literatura; tampoco me vale el homecinema por muy bien que se vea; no me vale el Ipod , que es verdad que se oye de muerte (donde esté un buen equipo de alta fidelidad); por supuesto no me vale el E-book, que no te lo pueden dedicar, no lo puedes oler, sobar...  Puedo ser incluso más punky todavía y reivindicar el vídeo antes que el maldito DVD y por supuesto el vinilo antes que el patético CD. Por no hablar de la fotografía, esa caca de fotografía digital comparada con la fotografía de antes, cuya calidad era infinitamente superior (y eso sí que no lo digo yo que no tengo ni idea, lo dicen los profesionales del gremio). Y un largo etcétera, pero como digo no toda la culpa la tiene Internet, en el caso del cine el gobierno se lo ha currado en serio para darle la puntilla definitiva a las salas comerciales subiendo el IVA de la manera tan escandalosa que lo ha hecho. Si pusieran las entradas a 4 euros en lugar de a 8, las salas se llenarían.  De hecho cada vez que se organiza alguna iniciativa que lleva consigo una bajada del precio de la entrada  la respuesta es masiva. Y lo mismo ocurre con el caso del teatro que ahora está intentando sobrevivir gracias a iniciativas particulares en casas o locales privados que están funcionando muy bien gracias al boca-oído y a que el precio de la entrada es mucho más razonable (véase La Casa de la Portera  en Madrid).
Vale, pues dicho todo esto y habiéndome desahogado sobre el exasperante  mundo de las "conversaciones" por WhatsApp me despido con un ejemplo de cómo una palabra normalilla como bonicos puede convertirse en otra mucho más inquietante como es homicidas ?¿ por obra y gracia del teclado táctil y sus endiabladas letras, haciendo totalmente imposible el entendimiento entre humanos.
¡Ah! y una cosa más, leed por favor el artículo del País Semanal del domingo pasado de Javier Marías, (no os apuréis, os pongo el enlace). Es buenísimo, juzgad vosotros mismos.
Intentad ser felices.

http://elpais.com/elpais/2013/05/01/eps/1367418677_481503.html

Suzy