jueves, 25 de abril de 2013

LOS DOMINIOS DEL LOBO

¡Por fin! ya era hora, acabo de terminar una novela que me ha encantado. Antes de nada, tengo que confesar que es la primera que leo de su autor y ahora entiendo porque le han concedido tantos premios.
Se trata de Javier Marías y la obra en cuestión es precisamente la primera novela que escribió, Los dominios del lobo. Cuando digo que es la primera novela que le leo no quiere decir que no supiera nada de él,  he leído siempre sus columnas pero no me había decidido a leerle nada más.
Para empezar hay que tener en cuenta que la escribió con 17 añitos y este dato ya te deja hecho polvo. Si escribía así con esa edad lo demás está explicado, le pueden seguir dando premios porque se los merece todos. A eso hay que sumarle que cuando le concedieron el Premio Nacional de Narrativa lo rechazó porque no le parecía apropiado que  le concedieran un premio concedido por el Ministerio de Cultura y dotado con 15.000 euros con la crisis actual. Ahora le han concedido el Premio Formentor y éste sí lo ha aceptado por tratarse de un premio que proviene de una institución privada.
Pero vamos a la novela, que es lo que me interesa comentar. Como he dicho,  el hecho de que la escribiera siendo un adolescente me tiene alucinada, no puedo evitar pensar en la película de Gus Van Sant Descubriendo a Forrester, que a su vez me lleva a comparar la primera novela de Javier Marías con el éxito sin precedentes que fue The Catcher in the Rye , El guardián entre el centeno, que casualmente se publicó el año que nació J. Marías, 1951. Después de ese éxito, su autor J.D.Salinger, se recluyó y aunque siguió escribiendo no volvió a publicar nada más. No estoy comparando a los dos escritores, pero sí veo cierto paralelismo en cuanto a lo del talento que queda reflejado desde la primera novela de ambos. Afortunadamente para nosotros a Javier Marías no le dio por convertirse en un eremita y ha seguido publicando.
En el prólogo de Los dominios del lobo, el propio autor explica en qué circunstancias la escribió, dónde y por qué. Otro dato que yo desconocía era que es sobrino del director de cine recientemente desaparecido Jesús Franco. Y fue precisamente en la casa que éste tenía en París donde la escribió. Se escapó a París en el verano de 1969 para empaparse de cine. Dice textualmente: "...París yo lo asociaba con el cine más incluso que con la libertad, y fue por causa del cine por lo que me escapé."  Había decidido escribir una novela que transcurriera íntegramente en Norteamérica y como su economía no le permitía viajar hasta allí para documentarse se le ocurrió ir  "al único lugar del mundo donde podría estar en contacto con ese material: la filmoteca de Henri Langlois".  En París aguantó mes y medio a base de pan con mostaza (no le daba para la salchicha) y se vio 85 películas.
La Norteamérica que nos presenta no es real pero la naturalidad con la que la describe es tal que cualquiera lo diría. La capacidad para ir hilvanando historias a través de los personajes es asombrosa. Las referencias a la edad de oro del cine de Hollywood es constante, por momentos parece que estemos viendo El Halcón Maltés (J. Huston, 1941),  El enemigo público (William A. Wellman, 1931) o Scarface (Howard Hughes, 1932), mientras que en otros momentos del relato parece que estamos viendo el profundo Sur de la Guerra de Secesión de la mano de las familias O´Hara  y Wilkes que aquí nos las presenta como las familias O´Loughlin y Buttram respectivamente. Hasta hay un Rhett Butler, en este caso Lewis Hammond.
Ha habido un momento en que incluso me ha parecido estar viendo Django Desencadenado. Si tenemos en cuenta que la primera versión de la película de Tarantino fue un Western de serie B del año 1966, protagonizado por Franco Nero, que por cierto tiene una pequeña aparición en la última,  a lo mejor no voy muy desencaminada y resulta que J. Marías la vio en Paris en ese verano del 69.
En cualquier caso y para no alargarme más debo decir que el libro es una auténtica gozada, que se lee del tirón, y que lo recomiendo fervientemente, especialmente a todos los cinéfilos. ¡Ah! y otra cosa, creo que este es el comienzo de una bella amistad ;)

Suzy

lunes, 22 de abril de 2013

CINE Y LITERATURA

Hola de nuevo, con motivo de la conmemoración del Día del Libro, 23 de abril, el programa Días de Cine (del que ya sabéis que soy fiel seguidora) emitió un soberbio reportaje el pasado jueves 19. Se da la cirunstancia de que ese mismo día me sometí a una intervención quirúrjica en la pierna derecha que me ha quitado de la circulación momentáneamente (nunca mejor dicho lo de la circulación).
De modo que no he encontrado mejor manera de celebrar que todo ha ido de maravilla que compartir el genial reportaje con todos vosotros.
Aprovecho la ocasión para dar las gracias a todos mis compañeros y amigos por acordarse de mí en estos días. Me he sentido muy arropada y acompañada.
Os quiero.

Suzy



viernes, 5 de abril de 2013

DÈJÁ VU

Hola de nuevo, vaya, ¡qué derroche de creatividad! he escrito dos veces en una semana, jeje.
Acabo de terminar la última novela de Pérez Reverte y tengo la extraña sensación de que ya me habían contado esa historia.  No sé, pero ha sido como ver a Tom Cruise, que lleva haciendo la misma película desde que empezó con las Misiones Imposibles. Ya sabes que haga lo que haga, se va a pasar toda la película corriendo.  
En el caso de El Tango de la Guardia Vieja he sentido como si  Reverte hubiera metido en una coctelera un poco de Casablanca de M. Curtiz, otro poco de Atrapa a un ladrón de A. Hitchcock  y unas gotitas  de Las joyas de la Castafiore de Hergé. Todo ello, por supuesto, muy bien hilvanado y narrado como mandan los cánones, después de todo estamos ante uno de los grandes. Vamos, no es Tolstoy, pero el tío escribe muy bien. A mí, de hecho, me encantaba, al principio se lo leía todo; pero desde hace unos años ya no me convencía. Diréis que a quién le importa, pues sí, pero es que da rabia y a lo mejor no soy la única a la que le ha ocurrido esto. Con los años se ha vuelto demasiado ácido, demasiado soberbio y demasiado pagado de sí mismo  para mi gusto. Supongo que sus fans incondicionales me estarán poniendo a bajar de un burro, pero insisto en que yo flipaba con él hasta hace no mucho.
Aunque lo que quiero resaltar es ese regusto a algo ya probado que se me ha quedado en la boca y que me ha sorprendido negativamente. Lo cual no impide en ningún momento que no la haya disfrutado y que la recomiende como lectura muy entretenida y fácil, que es al fin y al cabo lo que pretende, supongo. 
Si es así lo ha conseguido, me ha entretenido y me ha tenido en vilo para ver cómo narices la terminaba y salía airoso.
Y os preguntaréis que ¿desde cuándo tengo yo esta erudición para juzgar obras de escritores tan reconocidos? Pues estáis en lo cierto, desde nunca, pero como lectora asidua que soy puedo "analizar" y hasta "criticar" lo que cae en mis manos y la verdad es que hace tiempo que una novela no me remueve.
La última que me tuvo un poco más enganchada por ser una de las más inquietantes que he leído en mi vida fue  Fin de David Monteagudo. Pero desde La Carretera no consigo que ninguna me conmueva.
En fin, seguiremos leyendo para  intentar conmovernos de nuevo. 
Como decía aquel viejo lema: "LEE QUE ALGO QUEDA"

Suzy