miércoles, 30 de noviembre de 2016

UNA NUEVA ESPERANZA

Hola de nuevo, mis alumnos han vuelto a darme una lección y eso ya es motivo suficiente para publicar una entrada. Como veréis sigo con  referencias cinéfilas y alguno de vosotros puede que haya reconocido en el título de la entrada el título de una película que supuso el comienzo de una de las sagas más rentables de la historia del cine. Por supuesto que los fans de "La Guerra de la Galaxias", aunque ahora queda más chuli usar el título original, "Star Wars", ya sabrán que me refiero al Episodio IV.
La saga está tan arraigada en la cultura popular de la última mitad del siglo XX y lo que llevamos de XXI que hasta los NO seguidores de la misma, reconocen a sus legendarios personajes.
En el Episodio IV, Obi-Wan-Kenobi se convertía en la última esperanza para salvar a los rebeldes de la dominación del Imperio encabezada por uno de los mejores personajes que nos ha dado el cine, el malvado Darth Vader. A su vez Obi-Wan depositaba en el joven Luke Skywalker todas sus esperanzas para devolver el equilibrio a la fuerza y derrotar al lado oscuro.
Pues mis alumnos de 1º de bachiller e incluso algunos de 4º de la ESO disfrutaron ayer de uno de los mejores clásicos de la historia del cine y no murieron en el intento. Cuando digo disfrutaron, lo digo con doble intención, o  lo que es lo mismo, la vieron y les gustó.  
Con motivo del Festival Internacional de Cine de Cartagena, el FICC, se está proyectando un ciclo dedicado al gran Billy Wilder y se pueden volver a visionar algunos de sus mejores títulos. Ayer en concreto le tocaba el turno a la sin par "El Apartamento". La gente de mi generación puede admirar facilmente la grandeza de esta obra, después de todo teníamos obras maestras como esta para desayunar, comer o cenar. Lo extraordinario es que a mis alumnos no les estallara el cerebro al verla ayer. Igual que a los marcianos de "Mars Attacks" les estallaba el cerebro al oír la canción que ponía la abuela del protagonista en su tocadiscos y de esa manera se salvaba la humanidad, yo pensaba que mis alumnos al ver una película sin efectos especiales, sin acción trepidante,  sólo con diálogos y personajes (y qué personajes) perecerían.  Sus pobres cerebros sobreestimulados a base de videojuegos y basura cibernética se desintegrarían como los de los marcianos de Tim Burton, al ser obligados a ver una película en blanco y negro en versión original subtitulada. 
Pero no fue así, a algunos de ellos incluso les gustó y hasta se portaron bien. 
Como he dicho, aún hay esperanza para el futuro de la humanidad, no todo va a ser Gran Hermano y Mujeres Hombres y Vicecersa. 
Demos gracias a los dioses. 

Suzy
  

lunes, 14 de noviembre de 2016

CINE ESPAÑOL

Hola otra vez, como dije he vuelto con las pilas cargadas. Voy a seguir contando cosas que me han pasado ultimamente.
He ido al cine un montón desde que volví de la playa y puedo recomendar unas cuantas películas que no os deberíais perder. Entre todas esas hay unas cuantas españolas que no tienen nada que envidiarle al cine que viene de allende los Pirineos. Y es que el cine español está subiendo de nivel por momentos.
Si además hablamos de actores hay uno que brilla con luz propia y que aunque ya sabíamos que era bueno, no se cansa de demostrarlo. Estoy hablando de Antonio de la Torre. Creo que no le quedan registros por probar. Da igual lo que haga, siempre se sale y siempre, siempre está tan convincente que vemos al personaje, nunca al actor. Y ahí está la grandeza del actor, de cualquier actor que sea capaz de enseñarnos eso. 
Pero vamos a hablar de películas que deberíais ver:
   Recomiendo especialmente la opera prima de Raúl Arévalo (otro grande, por cierto) Tarde para la ira.
En ella podemos encontrar a un Antonio de la Torre soberbio junto a otros muchos, están todos geniales. La película es dura, pero buenísima. Espero que le den todos los reconocimientos que se merece.
   Otra muy buena es la última de Alberto Rodríguez (el de la la Isla Mínima) El hombre de las mil caras. Se debería llamar la verdad sobre el caso Roldán o cómo nos engañaron (y nos siguen engañando) nuestros políticos. Es de visionado obligado, además de ser un muy buen thriller, interpretado impecablemente tanto por el genial Eduard Fernández como por José Coronado que, todo hay que decirlo, mejora con la edad, no hay duda.
   La última de J.A.Bayona no necesita promoción, pues ha tenido una campaña mediática impresionante. Pues sí, está justificada, después de todo es el Spielberg español y nuestro Midas particular, ya que todo lo que toca se convierte en oro. Chapeaou por Bayona. Le ha vuelto a salir redonda.    
Un monstruo viene a verme es de visión obligada para cualquier cinéfilo y para los que no lo son también.
   Que Dios nos perdone es lo último de Rodrigo Sorogoyen, que ya nos sorprendió con Stockholm, y de nuevo nos encontramos  con un Antonio de la Torre en estado de gracia. Pero aquí además le hace la réplica un Roberto Álamo que no le va a la zaga. Roberto Álamo es otro de los nombres que van a empezar a sonar a partir de ya. Otro thriller que te mantiene pegado al asiento desde el minuto uno.
   Y por último lo último de Dani Rovira, 100 metros. Este último sí que es un fenómeno sociológico digno de estudio. Ha pasado de ser un habitual del Club de la Comedia con un una repercusión relativa y adscrita a los fans del Club, a convertirse en omnipresente.
Doquiera que mires te lo encuentras, ya sea en un programa de radio, uno de televisión, un anuncio, o todas y cada una de las comedias de moda. He de confesar que de tenerle cariño y disfrutar con sus monólogos, le había empezado a coger manía. Sin embargo, este fin de semana he cambiado de opinión y he vuelto a recuperar mi fe en el muchacho, aunque sigo saturada por su intensa presencia mediática.  En 100 metros se mete en la piel del deportista Ramón Arroyo que de no ser por su condición de enfermo de esclerosis múltiple no lo conoceríamos. La película nos cuenta lo durísima que es esta enfermedad tomando como vehículo la historia de superación de este hombre que decidió convertirse en un "IronMan" y participar en un triathlón, la prueba deportiva más dura del planeta, cuando le diagnosticaron con la enfermedad.
Pues Dani Rovira ha superado también la prueba de meterse en un papel dramático y debo decir que la supera honrosamente y sin sobreactuar. La película, dirigida por Marcel Barrena, también es muy recomendable, no solo para ver a Dani en este nuevo registro sino para, como he dicho, entender un poco mejor lo que tienen que pasar los enfermos de esclerosis múltiples. Una vez más la química entre Rovira y Karra Eejalde funciona como un reloj y además podemos admirar a otra de las que ultimamente está también en todas partes, Alexandra Jiménez. Este trío ya es razón suficiente para ir a verla, pero además es una buena película. 
Estas son mis recomendaciones en lo que se refiere a cine español. Ya me contaréis.

Suzy 



domingo, 13 de noviembre de 2016

DE TODO UN POCO

Hola por fin. Hace siglos que no porto por aquí y supongo que habréis pensado que ya había echado el cierre, pues no, al menos todavía no. No es que no me haya pasado nada digno de mención, es que son demasiadas cosas y no veo el momento. Ya sé que suena a excusa barata, pero es lo que hay.
Desde que volvimos del verano mi vida ha cambiado un poco. Tengo a mis hijos estudiando en el mismo centro en el que trabajo y eso me ha alterado bastante la rutina. Ahora ya no soy sólo la maestra de inglés, ahora también soy la madre de Pablo y Sofía. Y claro ésto que, por supuesto, es una nimiedad, me altera un poco. Muchos compañeros míos tienen a sus hijos donde trabajan y no pasa nada, será que yo estoy un poco más alterada que ellos de por sí.
Cuando tus hijos son pequeños no te quieres separar de ellos (o sí, según la caña que den) y cuando crecen no te puedes creer que hubo un tiempo que te sintieras así. La idea de perderlos de vista se te hace cada vez más atractiva. Vaya por delante que adoro a mis hijos, sobre todo si están lejos de mí.
Y como ninguno de los dos es lector de este blog tampoco me preocupa que me critiquen por lo que diga por aquí. Al fin y al cabo este medio sigue siendo mi terapia y suelto lo que me agobia.
Pero no todo han sido marrones, me han pasado un par de cosas muy buenas desde que empezó el curso. La primera y más importante es que hemos conseguido vender el local de la academia donde trabaja Gary y hemos vuelto a nuestra sede original, con una sensación de ligereza que hacía tiempo que no experimentábamos. Nos ha comprado el local La Alianza Francesa.
¡¡Viva Francia!!  A ellos les viene al pairo que debajo se hayan instalado con alevosía y nocturnidad los miserables de Fluency (otra academia de inglés),  por algo son franceses
La otra buena noticia es que por primera vez en 24 años que llevo dando inglés en la enseñanza pública, tengo un grupo bilingüe de verdad. Y cuando digo bilingüe es que lo son. Ya he hablado por aquí de lo que opino del bilingüismo y de lo mal que está planteado en este país. Sigo pensando igual. Mientras que los politicuchos de medio pelo que tenemos no se den cuenta de que la única manera de que la gente aprenda inglés es dando más horas de inglés en grupos reducidos, seguiremos yendo a la cola de Europa.
Bueno, pues resulta que el grupo de 20 chavales de 1º de bachillerato que me ha tocado en gracia este curso SÍ  me pueden seguir en inglés toda la hora, SÍ me contestan en inglés (unos mejor que otros, evidemente) y sí siento que tiene sentido todo lo que digo y explico. A ver, si alguno de mis antiguos alumnos lee esto por casualidad, que no se me ofenda por favor. En todos mis años dando clase he tenido alumnos de todo tipo, unos mejores que otros como es normal. En cada clase siempre había alguno que otro que bien porque lo llevaban a alguna academia, porque le gustaban los videojuegos, porque le gustaba la música o simplemente porque le molaba el inglés se enteraba de lo que decía y si preguntaba el significado de alguna palabra o expresión me sabía contestar correctamente. Pero era eso, uno, dos, tres como mucho. Vamos, unos pocos y para de contar. Os podéis imaginar cómo me siento. Pues genial, la verdad, estoy motivadísima. Todo lo que siempre he querido hacer en clase y que nunca he podido lo puedo hacer ahora. ¡¡Un subidón del copón!!
Además y como bonus extra resulta que son un encanto, vamos, que encima molan como alumnos y como personas. ¿Qué más puedo pedir? :)
Bueno, pues ya hemos retomado las conversaciones, menos mal.
He vuelto para quedarme.
Seguiré contando lo que me pasa y si queréis podéis seguir opinando.
Un beso a todos.

Suzy

sábado, 19 de marzo de 2016

ARRIVEDERCCI ROMA, 19 de febrero de 2016

Y así llegamos al final del viaje. Nuestro último día en Italia. Teníamos toda la mañana para despedirnos de Roma, comer sin prisa pero sin pausa y salir para el aeropuerto sin estrés.
Nos había cundido mucho el día anterior, pero había una cosa que yo quería hacer y que me prometí a mí misma que la haría en cuanto volviera a Roma y era visitar la Bocca della Verità.
En la película de William Wyler  "Vacaciones en Roma", Gregory Peck y Audrey Hepburn visitan la iglesia de Santa María in Cosmedin. Ahí se encuentra una antigua máscara de mármol empotrada en la pared del pronaos (espacio situado justo delante del templo), que muestra un rostro masculino con la boca, la nariz y los ojos perforados y huecos. Según la leyenda, si metes la mano en la boca y has mentido, la boca se cerrará tragándose tu mano.  En la película Gregory Peck le gastó una broma a Audrey Hepburn que no estaba en el guión. Se lo dijo al director y decidieron rodar la escena sin decírselo a ella. En el momento en que él mete la mano en la boca, hizo el gesto de que se la traga y al sacarla escondió la mano dentro de la chaqueta como si se la hubiera arrancado. La reacción de Audrey Hepburn fue tan natural, pues se lo creyó, que decidieron dejar la escena tal cual y hoy se ha convertido en un icono.
Bueno, pues una persona tan mitómana como yo, no podía dejar de venir a Roma y meter la mano en la boca de la verdad. Así que como era el último día "obligué" a los alumnos a visitar esa iglesia y de paso llevar a cabo el ritual del oráculo. Por supuesto, actualmente, la iglesia, que pasaría desapercibida de no ser por la película, se ha convertido en atracción turística. Hay que hacer cola y sólo permiten hacer una foto por persona. Pero a mí me merecía la pena.
Justo antes de llegar a la iglesia vimos (por fuera) el Teatro de Marcello, que es el segundo teatro más grande de la Roma de los Cesares, y que en su tercer piso alberga un precioso palacio renacentista.
Una vez visto la iglesia de la Bocca della Verità, les dimos tiempo libre a los chicos para que realizaran sus últimas compras y se despidieran de Roma.
Nosotros queríamos visitar la Piazza del Campidoglio, que se encuentra en la Colina Capitolina, entre el Foro y el Campo de Marte. Una vez más Miguel Ángel acometió la reforma de la misma y la escalinata, conocida con el nombre de la Cordonata, es un buen ejemplo. Aquí también se puede ver el Palacio de los Conservadores, el Museo Capitolino y el Palacio del Senado. No teníamos tiempo de ver el Museo Capitolino, así que ya tenemos excusa para volver a Roma. Allí mismo fuimos testigos de una boda de lo más típica. Vaya sitio para casarse, ¿eh? ¡Mola! Por cierto que las vistas del Foro desde la plaza son espectaculares.  El tiempo se nos acababa y decidimos pasear, comprar algún souvenir y volver a Peroni para comer. A los alumnos los citamos con mucho tiempo de sobra,  pues no nos fiábamos del tráfico para salir de Roma hacia el aeropuerto. Una vez más, es preferible esperar en el aeropuerto a quedarse en un atasco.   
No obstante, el tiempo les dio de sí y hasta fueron a ver el Hard Rock Café, y eso que está retirado del centro. Y con ésto nos despedimos con el corazón partío de la ciudad eterna.
Ha sido un viaje inolvidable, que hemos disfrutado un montón a pesar del cansancio y el estrés de movernos por Italia tirando de 57 adolescentes. Se han comportado como es debido y han demostrado que pueden salir de casa y desenvolverse en un país extranjero con total naturalidad. Así mismo, han comprobado que hay todo un mundo que les espera fuera de Internet. Un beso a todos.
Suzy 













 


viernes, 18 de marzo de 2016

ROMA IMPERIAL, 18 de febrero de 2016

El hotel de Roma, como el de Venecia, era de cuatro estrellas y eso amigos míos, se nota. No obstante, no eramos el único grupo de estudiantes, así que los "intercambios culturales" surgieron por doquier. Pero una vez más, todo lo previsible en este tipo de salidas. Después de la intensidad del Vaticano, renovamos baterías para enfrentarnos con ánimo a Roma en todo su esplendor. Roma es la ciudad de las ciudades. Todo empieza y acaba aquí y gracias a Carmen y a nuestra Isa pudimos apreciar toda su grandeza. Aunque  no vamos a ser pretenciosos. Dos días en Roma no dan para nada, pero bueno, por lo menos nos llevamos una idea aproximada de lo grande que es y cuando digo grande no es sólo en tamaño, por supuesto.
Empezamos viendo el Moisés de Miguel Ángel, imponente, que una vez más estaba recién restaurado. Nuestros alumnos no saben la suerte que han tenido en este viaje. Han podido ver las tres grandes obras de Miguel Ángel recién restauradas. Mucha gente ha ido a Italia y se ha tenido que volver sin verlas. Espero que con los años sean capaces de apreciarlo.
 De ahí al Coliseo, que yo debo confesar que era lo que más ilusión me hacía volver a ver. Pero claro, eso era porque no había visto el Foro Republicano...
El Coliseo sigue siendo una de las cosas más impresionantes que yo he visto en mi vida, y yo he dado unas cuantas vueltas... Pensar que tiene la capacidad del estadio Maracaná de Rio te da qué pensar. Tenía que ser un espectáculo ver las luchas de gladiadores en semejante escenario.
Al salir del Coliseo nos fuimos al Foro Republicano y aquí fue cuando casi me da el síndrome de Stendhal por segunda vez. Madre mía, no me lo esperaba. Era como estar en la antigua Roma de verdad. Cerrabas los ojos y podías ver a los senadores pasear con sus túnicas por esas calles. Fue maravilloso. Además el dios del Sol se había aliado con nosotros y hacía un día espectacular. Los chavales disfrutaron bastante paseando por entre las ruinas de los templos y basílicas  haciéndose miles de fotos. 
Llegados a este punto nos despedimos de Carmen hasta la tarde que nos haría una visita panorámica de una hora aproximada desde el autobús de Antonio. Les dimos a los alumnos tiempo libre para comer, no sin antes llevarles a ver la famosísima Fontana di Trevi que estaba esplendida, una vez más, recién restaurada. Eso sí que lo recordaba bien. Recordaba lo sucia que estaba y quedé  gratamente sorprendida de ver cómo la han restaurado. Llevamos a cabo todo el ritual de tirar la moneda y las inevitables fotos. Y por fin nos podíamos relajar un ratito para comer. Después de comer habíamos planeado ver el Panteón de Agripa, de modo que les dijimos  a los alumnos que de verdad quisieran verlo, que nos esperaran en Fontana di Trevi después de comer. Nosotros, siguiendo los buenos consejos de Carmen, comimos en la cervecería más antigua de Roma, esto es, Peroni. Y la verdad, comimos de lujo y muy bien de precio. Los alumnos para entonces ya se manejaban de maravilla en los restaurantes italianos y comieron muy bien por su cuenta, y hasta  les dio tiempo a comprar souvenirs.
El Panteón de Agripa es un templo de planta circular erigido por Adriano entre los años 118 y 125 d. c, que a su vez se construyó sobre las ruinas del templo que Agripa dedicó a todos los dioses (la palabra panteón significa "templo de todos los dioses").  Su estado de conservación es magnífico y sigue despertando la admiración de todo el que lo visita.
Nuestro amigo Stendhal dijo cuando lo visitó:
   "El más bello recuerdo de la antigüedad romana es sin lugar a dudas el Panteón. Este templo ha sufrido tan poco, que aparenta estar igual que en la época de los romanos."
Sólo la cúpula ya es en sí  misma un prodigio de la arquitectura, al estar construida en un solo bloque. O si no las columnas. En fin, un auténtico alucine.
Con el resto de los alumnos teníamos que encontrarnos en Piazza Navona para irnos al restaurante a cenar. Piazza Navona fue otro descubrimiento, pues no la recordaba para nada. La Fuente de los Cuatro Ríos de Bernini, (Fontana dei Quattro Fiumi) que preside la plaza es una maravilla.
Fontana di Trevi tendrá más fama, no sé, será por La Dolce Vita de Fellini, o porque ha salido más en las películas, pero ésta es mucho más bonita. 
Los cuatro ríos son el Nilo, el Gances, el Danubio y el de la Plata.  Una preciosidad, la verdad. Además justo delante de la fuente está la iglesia barroca de Sant' Agnese in Agone construida por Borromini, su eterno rival. Según cuentan, las estatuas de la fuente de Bernini están tapandose la cara para no ver la iglesia de Borromini pues éste le arrebató el proyecto. Ni que decir tiene que la iglesia es la quintaesencia del barroco italiano y que, por supuesto, entramos a visitar mientras que esperábamos a los más rezagados.
Ahora sólo nos quedaba la visita panorámica por la Roma nocturna de la mano de nuestra Carmen. Como los alumnos iban en el autobús disfrutaron mucho más de las jugosas explicaciones de Carmen que cuando tuvieron que seguirla a pie. Fue un auténtico disfrute. Nos enseñó Roma con su inmensa sabiduría y fue toda una experiencia que tardaremos mucho en olvidar. "Voy a repetirlo, fue toda una experiencia".
Gracias Carmen.
Suzy



























CIUDAD DEL VATICANO, 17 de febrero de 2016

Y en esto llegamos al Vaticano. Nuestro chófer, que no se había dado mucha maña en movernos por Florencia, nos llevó hasta las mismas puertas sin inmutarse. Y eso que entrar en Roma es tela.
Teníamos que encontrarnos con nuestra guía "romana" a las 14:00 en las puertas de los Museos Vaticanos, para visitar la Capilla Sixtina, las estancias de Rafael y como no, la Basílica de San Pedro.
Como he dicho la entrada en Roma en coche/autobús es complicada. El tráfico es demencial y aunque Antonio estuvo genial, no llegamos hasta casi menos cuarto. Se nos planteaba el dilema de siempre. Comer antes o después. La visita a los museos y la basílica iba a ser larga, con lo que estaba claro que teníamos que ir comidos. No podemos decir que fue la mejor comida del viaje, porque fue literalmente engullir unas pizzas o algo de pasta y salir pitando. Teníamos las entradas sacadas y hubo un momento de tensión en que creímos que no llegábamos. Pero vamos, lo normal cuando mueves a tanta gente. Y es que dar de comer a 61 personas no se improvisa. Pero en fin, lo conseguimos, ya digo que un pelín estresados, pero ahí estuvimos y ahí conocimos a la gran estrella del viaje. Carmen de la Ossa, nuestra guía en Roma. Un verdadero personaje de Fellini. Federico Fellini era un director de cine italiano, famoso por sus inolvidables personajes, por si algún alumno mío quiere saberlo :)
La explicación que nos dió sobre la Capilla Sixtina no la olvidaremos en la vida.¡¡IMPRESIONANTE!!
El único problema que tenía Carmen es que sabía demasiado y daba por sentado que nuestros alumnos estaban al tanto de todos esos conocimientos. Por supuesto, no todos pudieron "seguirla" y muchos de los chicos desconectaron literalmente el aparatito que nos repartió para que siguieramos sus explicaciones. Pero aquellos que "conectaron" con ella fliparon. Vieron el Vaticano a través de sus ojos y me atrevería a decir que no lo olvidarán facilmente. No obstante, la explicación de la Sixtina y de las estancias de Rafael fue demasiado intensa y se nos hizo un poco larga. El resultado fue que los chavales acabaron un poco hartos de todo esto y eso a los profesores nos dió mucha rabía. Digamos que el primer contacto con Carmen no fue todo lo deseable que hubiéramos querido. Nosotros teníamos pensado hacer la visita de una manera más liviana, sabiendo como sabemos lo que aguantan los chicos. Ella, sin embargo, no supo ver o simplemente no quiso ver esto y se explayó a conciencia. Insisto en que como guía no tiene  parangón, pero hay que distinguir a quién le estás contando qué cosas, porque todo el mundo no está igual de puesto en ciertos temas culturales.
La Capilla Sixtina que está también recién restaurada, sigue siendo una experiencia y así lo vieron los chicos, sobre todo los que aguantaron las explicaciones de Carmen. Yo que la vi la primera vez que fui a Italia en los 80, la recordaba más pequeña y además sin limpiar. Me encantó y además la pude ver bien, me habían dicho que estaba tan masificada que no la iba a poder disfrutar. Está claro que en agosto será imposible, pero desde luego en febrero, sin problemas.
De ahí a las estancias de Rafael, que es lo que nosotros hubieramos hecho de pasada y que Carmen se tomó su tiempo en explicar. Con ésto acabó por desesperar a los chavales. Cuando por fin llegamos a la Basilíca estaban para el arrastre. No obstante, la Basílica es tan imponente que hay que tener muy poca sesibilidad para no emocionarse con algo así. Entre La Piedad de Miguel Ángel, el Baldaquino, el Transparente y la Columnata de Bernini, la gran cúpula, también de Miguel Ángel, o la fachada no sabe uno con qué quedarse. Aunque en palabras de Carmen, el altar mayor no sea más que la tumba de un pescador.
Para cuando salimos ya se había puesto el sol y tuvimos tiempo hasta de ver el cambio de la Guardia Suiza.
Después de la consabida sesión de fotos desde el centro de la plaza dimos por concluida la visita al Vaticano. Nos despedimos de Carmen hasta la mañana siguiente que nos iba a explicar el Coliseo. Nos reencontramos con nuestro chófer en el Palacio de Justicia, después de pasar por el Castillo de Sant' Angelo (antiguo mausoleo de Adriano) donde los alumnos una vez más arrasaran con todas las sudaderas de la Universitá de Roma. Antonio nos llevó al restaurante en que íbamos a cenar las dos noches de Roma. El restaurante Mealtime, al igual que el Fantasia de Florencia, está especializado en grupos y los chavales pudieron por fin inyectarse su dosis diaria de wifi y  saciar sus ansias físicas y virtuales.
Y así concluyó otro día perfecto en este maravilloso viaje. :)
Suzy

















martes, 8 de marzo de 2016

FLORENCIA, 16 de febrero de 2016

El lunes 15 salimos de Venecia lloviendo y cuatro horas de autobús  después llegamos a Florencia, mojados, cansados y hambrientos. Se suponía que nuestro chófer napolitano, Antonio, sabía dónde estaba el restaurante en que nos esperaban a cenar. Sin embargo, no supo explicarnos muy bien cómo llegar hasta el mismo y acabamos dando un rodeo de lo más tonto. Para entonces los ánimos estaban un pelín tensos y la climatología no ayudaba precisamente. Cómo nos verían de perdidos, que una señora desde una ventana se apiadó de nosotros y buscó (supongo que en Internet) la calle dónde estaba el restaurante y cómo ir. Este punto fue de lo más "almodovoriano", y la verdad, nos animó un poco, el caso es que en seguida dimos con el sitio. El restaurante Fantasía está especializado en viajes de estudios y rápidamente nos solucionaron el problema de la intendencia para saciar a nuestros famélicos adolescentes. Con el estómago lleno todo se ve de otra manera, de modo que la vuelta al autobús fue un paseo de lo más agradable, a pesar del frío. Por cierto que al llegar al autobús nos dimos cuenta de que si hubiéramos torcido a la derecha en lugar de a la izquierda, habríamos llegado en 5 minutos al restaurante y nos habríamos evitado la odisea  pero, en fin, cosas que pasan.
La llegada al hotel fue como un jarro de agua fría y nunca mejor dicho (volvía a llover a cántaros), pues el hotel dejaba mucho que desear en comparación al de Treviso. Nuestro chófer adoptó a Antonio Noguera como ayudante para bajar las maletas y debo decir que ya no lo "relevó del cargo". Cada vez que cambiábamos de hotel contaba con él para meterlo en el maletero como si de un contorsionista se tratara.
Nuestros alumnos aceptaron el bajón en la calidad del alojamiento como espartanos, vamos, apenas se quejaron, jaja.
A la mañana siguiente y después de una nochecita muy tranquila (léase el sarcasmo entre lineas), desayunamos contra reloj para llegar a tiempo al punto de encuentro con nuestra guía, Paola.
Nos tenía que hacer un recorrido por lo más representativo de Florencia incluyendo la visita a La Academia y  a Santa María de las Flores. Afortunadamente el día amaneció frío pero sin lluvia, de modo que pudimos disfrutar la visita. Paola era muy maja y se explicaba de maravilla. Decir  Florencia es decir Renacimiento, es hablar del  Quatroccento, de Lorenzo Medici, de Brunelleschi, de Miguel Ángel... pero también es hablar del Giotto, de Boticcelli, de Filipo Lippi, y de Boccaccio o de Dante.
Es hablar de escultura, pintura, arquitectura. Es cultura con mayúsculas y cuando empiezas a pasear por sus calles y a ver sus plazas entiendes que a Stendhal le pasara lo que le pasó.
      En 1817, el autor francés Stendhal al salir de la Santa Croce y después de ver los frescos de su interior escribió: "Había llegado a ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados...me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme". El autor sufrió una "sobredosis" por su exposición a la belleza y las maravillas artísticas de Florencia, que desde entonces se conoce universalmente como Síndrome de Stendhal .
Y me atrevería a decir que nuestros alumnos sintieron un poco del síndrome cuando al volver una esquina se toparon con el espectáculo de Santa María de las Flores. O cuando vieron el interior de su cúpula de 45 metros de diámetro y 100 metros de altura diseñada por Brunelleschi, con los frescos del Juicio Final pintados por Vasari y junto a ella el campanario proyectado por Giotto. También tuvieron que sentir algo parecido al ver el Baptisterio con la Puerta del Paraíso, esa obra maestra de la orfebrería realizada por Ghiberti  recién restaurada. Y así fuimos subiendo de intensidad en esa sobredosis, pasando por la Piazza della Signoria con su fuente de Neptuno; con el Perseo con la cabeza de Medusa de Cellini; con el Palazzo Vecchio y  las réplicas del David; con el Puente Vecchio sobre el  río Arno y alcanzando su punto álgido en  La Academia al encontrarnos con el David de Miguel Ángel  y sufrir casi una parada cardíaca al contemplar tanta belleza.
Estaba claro que teníamos que reponer fuerzas después de tanta emoción,  para entonces ya habíamos recorrido un montón de pasos según la aplicación del móvil de Cristian Jureschi. 24.000 pasos para ser exactos, jajaja,  así que dejamos la visita a la Galería de los Ufizzi para después de comer.
Una vez más dejamos a los alumnos tiempo libre para que comieran tranquilos y a los que de verdad les quedaran ganas para seguir viendo maravillas los citamos en la puerta de los Ufizzi a una hora en que pensamos que no habría cola. La entrada para los estudiantes al igual que en la Academia es gratuita.  Para entonces ya nos habíamos despedido de Paola que, como dije al principio, nos explicó con todo lujo de detalles toda la hermosura que hay en esa ciudad.
Después de comer y de hacernos un homenaje en una heladería de lo más coqueta que hay justo enfrente de Santa María de las Flores (a pesar del frío intenso), nos dispusimos a ver los Ufizzi. La Galería de los Ufizzi no se puede ver de una vez, como todas las grandes. Es imposible ver la National Gallery de Londres en una tarde o el Reina Sofía o el Thyssen. Pero se puede uno hacer una idea generalizada y centrarse en unos cuadros determinados o en unas salas específicas y disfrutar así de manera igualmente intensa. La estrella indiscutible de la galería es El Nacimiento de Venus de Botticelli, que para mi gusto está sobrevalorado, prefiero mil veces La Primavera, pero eso es algo muy personal. Pero por supuesto en los Ufizzi se pueden ver muchas más cosas, desde La Anunciación de da Vinci hasta el Baco de Caravaggio. Desde luego al que le guste la pintura disfrutará paseando por sus salas. Hubo un grupo de alumnos insaciables de sabiduría que nos acompañaron en esta visita, ya sin guía y solo para amantes de la pintura. Desde la terraza de la galería disfrutamos de unas vistas espectaculares del atardecer florentino con la cúpula del duomo de Santa María a lo lejos.
Mientras tanto nuestros alumnos tuvieron tiempo de ir al Mercado de la Paja para comprar souvenirs o de visitar el Puente Vecchio y ver todas las joyerías. A la hora convenida volvimos a recogerlos para ir al restaurante Fantasía, el mismo de la primera noche. Y de ahí de nuevo al hotel, aunque esta vez nuestro chófer no pudo recogernos, pues el tema de los autobuses por el centro de Florencia es complicado, ya que no los dejan pasar. Nuestros alumnos recibieron la noticia con mucho agrado pues apenas estaban cansados, jaja.
Digamos que esa noche dormimos (bueno, los que dormimos) todos siendo un  poco más sabios y más felices después de haber visto con nuestros propios ojos todo lo que es capaz de hacer el hombre cuando decide crear algo bello.
Suzy