domingo, 25 de mayo de 2014

GÉNESIS

Hola de nuevo a todos y perdón por haber tardado tanto en actualizar esto. Parece que he estado hibernando cual oso pardo, la última vez que escribí algo aún teníamos horario de invierno. No voy a decir que no he tenido tiempo porque mentiría, más bien no he tenido ganas de contar mis tonterías.
Pero este fin de semana ha ocurrido algo que me ha devuelto las ganas de comunicarme con el universo. He recuperado la inspiración. :)
Se ha celebrado la octava edición de FOTOGENIO y al acudir como participante he podido disfrutar en directo de conferencias, clases magistrales y exposiciones de la mano de alguno de los mejores fotógrafos de este país. El festival lleva celebrándose 8 años, como he dicho, pero yo no lo conocía. Lo cual tiene delito porque se celebra en mi querido Mazarrón. Y es que a Mazarrón yo en invierno no voy mucho, por no decir nada, y me desconecto bastante. 
A lo mejor tiene algo que ver el hecho de que ahora que tengo una cámara réflex, me intereso mucho más por todo lo que tiene que ver con la fotografía. Aunque una vez más toda la "culpa" la tiene mi amiga María Luisa, que se ha convertido en mi agenda cultural particular. Ella lleva mucho más tiempo que yo haciendo fotos de verdad y está muy puesta en esto de las exposiciones y simposios.
De modo que en el mes de febrero me dijo que se iba a apuntar a un encuentro de fotógrafos que se hacía en Mazarrón, porque el plato fuerte de este año era nada más y nada menos que SEBASTIAO SALGADO.
No lo dudé ni un minuto y de hecho nuestras acreditaciones estaban entre las cien primeras. Cual sería nuestra sorpresa cuando al llegar vimos que se habían acreditado más de 700 personas. Pero es que el reclamo de Salgado era muy grande. Vino gente de toda España solo para poder verlo un par de horas. Entre ellos mi queridísimo amigo Miguel Sánchez, compañero de carrera con el que me he vuelto a encontrar hace poco y del que ya no me separo ;)
Huelga decir que ha merecido la pena cada minuto. Su obra está de sobra reconocida y no voy yo a descubrir nada nuevo ahora, pero su personalidad, su humanidad, su humildad y su grandeza fueron una revelación casi mística para los que estábamos allí. 
Empezó hablando de su infancia en la hacienda de sus padres,  de sus estudios de Economía, de su activismo político, de cómo tuvo que dejar Brasil e irse a Francia, de cómo descubrió la fotografía, casi por casualidad y de cómo tomó la decisión de dedicarse a esta profesionalmente, en lugar de irse a Washington a trabajar como economista para el Banco Mundial.  
Después de esa primera parte en la que ya nos tenía conmovidos, nos puso un pase de algunas de sus mejores fotos de su etapa como fotoperiodista  acompañado de una música sobrecogedora. 
Como ya habréis imaginado los que saben de mi faceta sensiblera, me pasé los veinte minutos llorando. Pero es que si no te conmueves con esas imágenes... bueno, hay gente muy dura que no llora nunca, pero no es mi caso. No solo por la belleza de todas ellas, que ya de por sí emociona, sino por la dura realidad que muestra.
De hecho, en la segunda parte de la conferencia nos contó que después de haber estado recorriendo el planeta trabajando para agencias como Gamma y  Magnum y tener que cubrir alguno de los peores conflictos del siglo XX, como el genocidio de Ruanda o la guerra de Bosnia, acabó enfermo. Había visto tantos horrores que decidió no volver a hacer ni una sola foto. Nos dijo que estaba tan afectado anímicamente que no podía ni tener relaciones sexuales con su mujer porque su esperma se volvió sanguino. Tenía la próstata destrozada y empezó a hacerse pruebas de todo tipo. Pero su médico le dijo que no tenía nada, estaba todo en su cabeza. De modo que decidió volver a sus raíces, a la hacienda de sus padres, al contacto con la naturaleza. Pero al regresar se encontró con que la tierra y todo el bosque tropical que él recordaba de su infancia había sido destruido. Así que empezaron una labor de reconstrucción y replantaron miles de árboles.
Cuando vio que el bosque se regeneraba y cobraba vida, él empezó a curarse y de nuevo tuvo ganas de fotografiar. Pero esta vez quería hacer un recorrido por el planeta y fotografiarlo tal y como se creó. Quería que fuera una carta de amor al planeta. Así nació GÉNESIS.
El proyecto le ha llevado 8 años y su cámara le permitió que la naturaleza le hablara y él tuvo el privilegio de escuchar. Nos dijo que no es muy religioso y que no se considera creyente, pero que siempre ha creído en Darwin y que por ese motivo el proyecto empezó en Las Galápagos. Cuando estaba fotografiando a una iguana, que es lo menos parecido a un ser humano que te puedes encontrar, se quedó mirando su pata con sus cinco dedos y sus garras y  vio que era idéntico al brazo de un guerrero medieval con su armadura y su cota de maya. Y en ese momento se dio cuenta de que la iguana era su prima. La conexión era total.  Intentado fotografiar a una tortuga gigante no consiguió la foto que quería hasta que se arrodilló y hundió sus codos en la tierra hasta estar a la misma altura que ella. En ese momento la tortuga lo examinó y lo estuvo oliendo y observando del mismo modo que él la observaba a ella y así pudo tomar las fotos. Si no nos damos cuenta del daño que le estamos haciendo al planeta, no nos durará mucho más. 
El pase de las mejores fotos de Génesis acompañado una vez más de música, fue impresionante y estremecedor. Tras quedarnos sin palabras empezó el turno de preguntas y la verdad es que no estuvieron muy acertadas. Sin embargo las respuestas fueron más que satisfactorias. Contó el motivo por el que sus fotos son siempre en blanco y negro. Dijo que su último reportaje en color lo hizo para la revista LIFE sobre el 70 aniversario de la Revolución Soviética y que a partir de ese momento decidió que el color le distraía de lo que él quería mostrar en sus fotografías.
Mientras que estábamos en la cola esperando para entrar, habíamos conocido a un fotógrafo étnico, Eduardo Lostal, que había viajado desde Santander sólo para  hacerle una pregunta sobre una de las tribus que él ha fotografiado y a la cual tenía intención de ir en diciembre. La pregunta en cuestión era referente a las baterías y a si había tenido problema para que no se descargaran a 40 grados bajo cero. Le dijo que él se las ponía en contacto con su piel y así las recargaba y había podido hacer todas las fotos que quería de estos nómadas de Siberia, los Nenets.
Le dijo que el problema había sido no poder lavarse, que ellos no se lavan y que había estado dos meses sin hacerlo. O hacer tus necesidades en la nieve a 50 bajo cero y con viento, que ahí el problema era que los cojones se te quedaban como pasas. Y que la ropa que él llevaba especial para esas temperaturas cuando llevaba 12 horas haciendo fotos se le congelaba y al verlo, los Nenets le habían dejado una piel de reno para que se la pusiera del revés y de ese modo pudo hacer fotos hasta sin guantes. 
Y así podíamos haber estado toda la tarde oyéndolo y aprendiendo. Pero todo lo bueno se acaba. 
Aunque decididamente después de un encuentro tan revelador como este, quiero pensar que puedo ser mejor persona.
Gracias maestro por existir.

Suzy


3 comentarios:

  1. Precioso tu resumen Suzy. Muchas gracias por compartirlo con todos, y desde Fotogenio, nos alegramos de que lo hayas disfrutado tanto.

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  2. Ha sido un verdadero placer, enhorabuena por el festival al que desde ahora no pienso faltar. Un verdadero lujo y por supuesto lo de Salgado un honor. Muchísimas gracias por organizarlo tan bien.

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  3. Lo has contado muy bien, Susana. Por momentos, me has hecho sentir que estaba ahí, a tu lado, en los asientos de Fotogenio, escuchando a Salgado embobado.
    Eres afortunada.

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