Después de desayunar de lujo con las súper vistas del Hotel Marixa cargamos el coche y de nuevo a la carretera. Teníamos la cita para visitar las BODEGAS BAI GORRI a las 10:30. Tengo que decir que esta visita era uno de los puntos álgidos del viaje, el otro era Donostia. Gary es amigo personal del dueño, Pedro Martínez, le dio clase muchos años y había visitado la zona y las instalaciones en repetidas ocasiones. Pero nosotros no las conocíamos, así que él estaba muy interesado en enseñárnoslas. A mí me apetecía bastante, porque todo lo que sea ver cómo se hacen las cosas por dentro me encanta, cambia mucho la perspectiva cuando ves el proceso de elaboración de algo. Pero lo que no me esperaba era que me gustara tanto. Flipé en colores que se dice vulgarmente. Una auténtica pasada la verdad. El diseño de las bodegas es muy innovador pues están hechas de manera que el vino se va haciendo con la ayuda de la fuerza de la gravedad para sacarle el mayor partido y que se haga de la manera más natural posible. El edificio consta de 7 plantas y nos enseñaron lo que se va haciendo en cada una de ellas, todo el proceso que es en realidad muy artesanal y muy cuidadoso. Yo no tengo ni idea de vinos, salvo que sé los que me gustan y poco más. Sabía que un vino no es sólo un vino sino que hay detrás mucho trabajo, pero no me podía imaginar que fuera tanto. Me vi a mí misma preguntando mogollón de cosas que hasta ese momento nunca se me había ocurrido pensar en por qué eran cómo eran. La chica que nos hizo de guía era muy didáctica, nos lo explicó todo con pelos y señales y ahora cuando veo un vaso de vino ya no puedo evitar pensar en todo ese proceso, ahora entiendo que sea casi una religión para mucha gente. Menos la planta baja que es la del embotellado, visitamos las otras 6 y después pasamos a la sala de catas donde nos enseñó a degustar 3 tipos distintos de los vinos Premium que tiene ahora Bai Gorri. Eso fue lo mejor, lo de ver los diferentes tonos de color del vino, lo de olerlo y cómo olerlo y por último probarlo. Muy muy chulo. Mis hijos y yo alucinando y Gary disfrutando un montón de vernos tan interesados y tan motivados, jajaja. Salimos de allí encantados. Con esto dábamos por terminado nuestro paso por La Rioja, una visita que definitivamente nos había enriquecido en muchos aspectos y que nos sentó de maravilla. :)
Suzy
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