Hola a todos después de dos años. Mucho tiempo la verdad, pero nadie se podía imaginar que nos iba a cambiar la vida como nos ha cambiado. Desde julio de 2019 hasta ahora hemos aprendido a vivir con mascarilla y con un bicho que ha venido a quedarse y que sigue causando estragos. Era todo demasiado intenso y demasiado triste como para ponerme yo a contar mis historias por aquí. Sin embargo, este verano y gracias a las vacunas hemos recuperado un poquito de normalidad y nos hemos atrevido a viajar al norte, en este caso de España, que es precioso y lo tenemos intacto en mi familia.
La Rioja y San Sebastián fueron los destinos seleccionados y aunque solo sea una pequeña aproximación, pues ambas comunidades/ciudad tienen mucho que ver, nos hicimos una muy buena idea de lo que molan. Viaje familiar en coche, a la antigua usanza, cambiando el Seat 124 por un Golf de 13 años, jeje.
Salimos el domingo 25 de julio a las 6 y media de la mañana en dirección a Soria. Nada más pasar Albacete ya notas el cambio de paisaje y la diferencia de temperatura. Campos inmensos de girasoles vigilados por el toro de Osborne. La elección de salir un domingo tan temprano fue decisiva para pasar Madrid sin complicaciones. Como íbamos tan bien de tiempo pasamos de Soria y nos apuramos hasta entrar en La Rioja para comer. Así que casi sin darnos cuenta estábamos en la Sierra de la Cebollera y a la primera señal de un sitio para comer no lo dudamos y acertamos plenamente. El paraje no podía ser más idílico, con arroyo y ermita incluido. Qué diferencia con el paisaje del sur, las casas de ladrillo marrón y tejas rojas, la vegetación tan abundante, los montes tan escarpados y sobre todo la temperatura. La temperatura era la razón principal para escapar al norte después de no sé cuántas noches tropicales pegajosas. El restaurante en cuestión, la Venta de Piqueras debe de ser muy conocido en la zona porque estaba lleno. Llegamos justo a tiempo, gracias a que era temprano, de que nos dieran mesa, yendo como íbamos sin reserva. Insisto en que debe ser un sitio muy típico para ir a comer los domingos, muy familiar. Probamos las patatas a la riojana y la verdad no nos entusiasmaron mucho. Lo demás, menestra, chuletitas de cordero, postre y bebida por 16€ pues, estuvo bien. Al terminar de pagar el sitio ya estaba abarrotado, justo a tiempo. Con el ánimo de estirar las piernas un poco antes de volver a meternos otra paliza de coche nos dispusimos a explorar un poco la zona, así que cogimos un sendero que salía de la ermita y ahí nos fuímos monte arriba hasta que nos cansamos. Al volver al coche visitamos un centro que hay dedicado a la historia de la trashumancia que es bastante importante en esa zona. Muy interesante todo lo que tiene que ver con la vida de los pastores, sus costumbres, sus rutas, sus construcciones. Ahora sí de vuelta al coche antes de que el pobre Gary toque techo y no pueda seguir conduciendo. Que podría conducir yo, la verdad, pero mi sentido de la orientación deja muchísimo que desear y no sé si seguiriamos estancados en alguna salida de Madrid.
Así llegamos a NÁJERA más o menos a las seis de la tarde, casi doce horas desde que salimos de Cartagena. Nada mal. Nájera es una ciudad pequeña que está en pleno corazón del Camino de Santiago y que en su día fue cabecera del Reino de Navarra. Ya estábamos donde queríamos estar, en la Cuna del Castellano. La ciudad nos sorprendió muy gratamente. Tiene un importante patrimonio artístico, siendo el Monasterio de Santa María La Real la joya del mismo. El edificio actual es del gótico tardío, del siglo XV y principios del XVI, aunque el origen del mismo data de 1052. El Claustro de los Caballeros, el Retablo Mayor, el sepulcro de Doña Blanca de Navarra y el Coro son una auténtica maravilla. Es bastante curioso la localización del mismo, puesto que está erigido a la entrada de una cueva en la falda del monte en la parte histórica de la ciudad. Según la leyenda en el año 1044, Don García estaba cazando con su halcón, que persiguiendo a una perdiz se metió en la cueva. Al entrar Don García en la cueva para recuperar al halcón se encontró a la virgen al lado de una campana, una linterna y un jarrón con azucenas. Este "asombroso" hallazgo marcó de tal manera al rey que decidió fundar un hospital y un albergue para peregrinos. La talla de la virgen es del siglo XIII y la campana, la linterna y el jarrón con las azucenas siguen ahí. Por cierto que a Sofía se le apagó la luz justo en el momento en que vio a la virgen, con el consabido susto y por supuesto, salió por piernas de la cueva. Pero todo eso lo vimos el lunes 26 por la mañana. El domingo por la tarde cuando por fin llegamos al hotel nos cambíamos y nos fuímos a dar una vuelta por la ciudad y ya quedamos en que visitaríamos el monasterio al día siguiente. La ciudad como he dicho es monísima. El río Najerilla divide la parte antigua de la nueva. Nuestro hotel, Hotel Duques de Nájera, estaba en la parte antigua, muy cerca de la Iglesia de Santa Cruz en cuya torre habían anidado unas cigüeñas que podíamos ver desde nuestra ventana. Como estábamos tan cansados nos limitamos a pasear por el paseo que hay junto al río y ver un poco el casco antiguo.
A la mañana siguiente como ya he dicho, flipamos con el Monasterio de Santa María nada más desayunar y de nuevo al coche puesto que queríamos hacer la ruta de los monasterios de la cuna del castellano, esto es San Millán de la Cogolla y los Monaterios de Suso y Yuso. Pues mi gozo en un pozo, los dos monasterios cierran los lunes, como los museos. Menos mal que el de Nájera estaba abierto. Así que nos dirigimos hacia SANTO DOMINGO DE LA CALZADA con la esperanza de encontrar algo abierto. Aparcamos con mucha suerte nada más entrar en el casco histórico. Sto. Domingo es una ciudad de unos 7000 habitantes que está también en la ruta del Camino de Santiago y que es famosa por su catedral (de las más importantes de La Rioja), por el Convento de San Francisco, por la Ermita de la Plaza y por la Torre que también pertenece a la Catedral de El Salvador. Pero sobre todo, por el milagro del gallo y la gallina. Según el cual, se dice que allá por el año 1350 Domingo García demostró la inocencia de un peregrino injustamente acusado de asesinato al que iban a ahorcar, haciendo volar a una gallina que estaba asada en el plato. En recuerdo de estos hechos en la catedral calceatense hay siempre un gallinero con un gallo y una gallina vivos, justo encima de la cripta. De ahí el famoso dicho con que se conoce a la ciudad: "En Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada".
Para visitar los principales monumentos, nos aconsejaron que nos sacáramos una "entrada/pulsera" con la que teníamos acceso a la Torre, la Catedral, el Convento y la Ermita. Todo por el módico precio de 9€. Así que nos dividimos las tareas y empezamos por subir a la Torre para disfrutar de unas vistas espectaculares de la ciudad. No sé cuántos escalones subimos pero realmente merece la pena. Después de ver la ciudad en perspectiva nos dispusimos a buscar un sitio para comer puesto que tanta cultura nos había abierto el apetito. Nos metimos en el primer sitio típico que vimos que tenía menú por 16€ y comimos más o menos lo mismo del día anterior. Una vez recuperadas las fuerzas nos lanzamos a visitar la Catedral de El Salvador y el Convento de San Francisco. A la ermita ya no llegamos. La Catedral barroca nos gustó mucho, aunque seguíamos impresionados con Santa María La Real. No obstante, lo más curioso fue oír al gallo que, por supuesto, está en el gallinero con su gallina. Si no sabes nada del milagro y de pronto oyes el kikiriki en el silencio de la iglesia, pues alucinas. Después de ver la catedral, nos dirijimos hacia el lado opuesto de la ciudad, al Convento de San Francisco. Nos costó un pelín llegar entre el calor, la hora (de la siesta) y que estábamos recién comidos, pero llegamos. Y una vez dentro es como un microclima, te olvidas del calor. En el convento pudimos admirar un artesonado Mudéjar precioso y unas colecciones muy interesantes, a destacar la de las tallas de marfil muy bien organizadas cronologicamente con netsuke incluidos (arte de la miniatura japonés). También tenían bastantes reproducciones de pinturas famosas pero hechas en puzzle, muy chulas. Para una fanática de los puzzles como yo, chulísimo. Con esto dimos por concluida nuestra visita a Sto. Domingo de la Calzada que nos aportó muchísimo más de lo que esperábamos, la verdad.
Nuestro siguiente destino era LAGUARDIA, pero antes de llegar y dejar por fin el coche hasta el día siguiente Gary, que ya empezaba a acusar un poco el cansancio, nos quiso llevar a ver las Bodegas de Marqués de Riscal. Sólo pudimos verlas por fuera, ya que hay que pedir cita y todo el rollo. Pero, nos hicimos una idea. De toda La Rioja Alavesa, son las más famosas gracias al diseño del arquitecto Frank Gehry, el mismo del Guggenheim de Bilbao. Efectivamente son un espectáculo que merece la pena visitar, o por lo menos admirarlo desde la carretera. De ahí nos fuímos hasta SAMANIEGO, que es donde están ubicadas las Bodegas Bai Gorri a las que visitaríamos a la mañana siguiente. Teníamos la reserva hecha para la visita a las 10, pero Gary quería que lo viéramos primero por fuera, por ver los viñedos antes de ver las bodegas por dentro. Así mismo pasamos por San Vicente de la Sonsierra y pudimos ver el Ebro en todo su esplendor. Viendo todo eso entiendes porque los vinos de la región están entre los mejores del mundo. La situación no puede ser más privilegiada. Y por fin llegamos a LAGUARDIA, que ostenta el título de "uno de los pueblos más bonitos de España" y pudimos dar fe de ello en cuanto vimos las vistas desde el Hotel Restaurante Marixa. ¡Qué maravilla! A pesar del cansancio acumulado nos dimos una vueltecita para comprobar por nosotros mismos que es de verdad un pueblo precioso. De vuelta al hotel aprovechamos para cenar en el mirador del restaurante del hotel donde nos dimos un homenaje porque nos lo merecíamos, jeje. Las vistas son un plus a una cena de por sí ya estupenda. Ni que decir tiene que Gary estaba disfrutando como un crío de poder enseñarnos toda la zona y en particular el hotel/restaurante que lo conocía bastante, puesto que lo había visitado anteriormente. Probamos el cochinillo, los pimientos de piquillo rellenos y las chuletitas de cordero entre otras delicias. La guinda perfecta para un día perfecto.
Suzy
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