viernes, 18 de septiembre de 2009

SINGAPUR I PARTE

Lunes 10-08-09

Después de 12 horas de vuelo desde Londres Htrw (Heathrow), llegamos a Singapur a las 2 de la tarde (hora local) del lunes. El vuelo ha sido estupendo, aunque apenas he dormido. El avión de Singapore Airlines no iba lleno (es lo que tiene la crisis y la psicosis de la gripe A) y hemos podido coger asientos intercalados. De modo que los críos se han acomodado bastante bien con sus almohadas, mantas y calcetines diseñados por ¡Givenchy!, pero Gary y yo nos hemos pasado las 12 horas hechos un 4. La compañía ostenta el rango de la mejor del mundo hoy por hoy, y se nota. La amabilidad del personal de abordo es extrema, rozando el servilismo. El avión es chulísimo y las azafatas, como no podía ser de otra manera, unas auténticas bellezas asiáticas, y majísimas por supuesto.
Nos viene a recoger un coche del hotel, pero no es un coche cualquiera, no, un Bentley ni más ni menos. A Gary casi le da algo, jajajja. En unos 25 minutos estamos en el hotel.
Hay hoteles... y luego está RAFFLES. En pie desde 1887, se trata de uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Se ha convertido en un icono y un monumento nacional. Construido en pleno apogeo colonialista, representaba la joya del Imperio Británico por estas latitudes.
No se puede visitar Singapur sin verlo, pero si además tienes la suerte de alojarte en él, ya alucinas.....y como una imagen vale más que mil palabras aquí tenéis la página web para que veáis de lo que estoy hablando: http://www.raffleshotel.com/
Os estaréis preguntando cuánto nos ha costado alojarnos aquí. Pues mucho menos de lo que parece, Gary lo reservó con bastante antelación, pero además había una oferta de 64 euros por persona por noche, con desayuno! Un chollo,vamos.
Estamos bastante tocados del palizón de vuelo y cambio horario, así que antes de que nos dé la pájara nos vamos a la piscina a despabilarnos. ¡No hay mejor manera de luchar contra el jet lag!
Tenemos que cenar temprano o se nos duermen los críos. Nos disponemos a explorar el hotel buscando un restaurante.
Raffles, que empezó siendo un hotel colonial con 10 bungalows, se ha convertido tras numerosas restauraciones en un gran complejo, con un centro comercial elitista, restaurantes, balneario y hasta un museo. Así que no tenemos que andar mucho para satisfacer las necesidades básicas. De ahí directos a dormir y a ver cómo se presenta la noche con el desfase horario.

Martes 11-08-09 Botanical Gardens and Chinatown

Nos hemos dormido y perdido el desayuno. Estábamos K.O. después de la nochecita con el dichoso jet lag. Bajamos a las 12.00 y comemos directamente. Tenemos planeado empezar por los Jardines Botánicos, que tienen el Jardín Nacional de Orquídeas con más de sesenta mil plantas y unas 2000 especies diferentes de orquídeas, ¡uf!
Cogemos un taxi y por el módico precio de 8 dólares de SNG (el dólar de Singapur está a unos 2 euros) nos plantamos (nunca mejor dicho,jaja) allí. Aunque no te gusten las flores, te gustará esto. Es impresionante. Sobra decir que el ambiente es tan húmedo que se te empañan hasta las gafas. La flor nacional de SING es como ya habréis adivinado la orquídea (bueno una de las mil y pico especies que existen) y desde luego en los jardines tienes donde elegir. La vegetación es apabullante y están cuidadísimos, como toda la ciudad. Sencillamente maravilloso.
Según mi guía del Lonely Planet hay un par de templos que merecen la pena ver, y ambos se encuentran en Chinatown. ¡Dicho y hecho! otro taxi y ya estamos en el corazón de Chinatown.
Singapur es una ciudad poblada principalmente por chinos (70%), malayos, indios y en menor porcentaje occidentales. Lo primero que me llama la atención del barrio chino son las típicas shophouses coloniales (casas de dos pisos con la tienda abajo), que contrastan bastante con los rascacielos super modernos. Como en todas las ciudades que tienen barrio chino, este es un despliegue de colores y bullicio de gente.
El primer templo es el de Thian Hock Keng, también llamado de la Felicidad Celestial, y está dedicado a la diosa del mar Ma Cho Po. Es uno de los más antiguos de la ciudad y se levantó siguiendo los principios del Feng Sui. Ni que decir tiene que quemé incienso en honor a mi amiga María José. Seguimos callejeando hasta llegar al otro templo, esta vez es indio.
El santuario de Sri Mariamman es a su vez el templo hindú más antiguo de Singapur, aunque esté en pleno barrio chino. La torre multicolor de la entrada estaba restaurándose(una pena) pero no obstante nos descalzamos y visitamos el interior. Dentro vimos gente orando o cantando, sacerdotes con túnicas estilo pareo, cortando cocos y demás comida para las ofrendas y bastante movimiento en general. Nada que ver con la solemnidad del templo chino. Muy curioso.
El templo está entre las calles Smith y Pagoda y justamente en esta última empieza el Wet Market (le llaman así por la escasa ventilación de las shophouses y lo resbaladizo del suelo) con sus farolillos rojos y repleto de restaurantes y cientos de puestos de todo lo que te puedas imaginar. Después de hacer acopio de souvenirs, los críos están agotados, sobre todo por el calor y la humedad, así que taxi y vuelta a la piscina del hotel. Para cenar repetimos el ritual de la noche anterior.

Miércoles 12-o8-09 Sentosa Island; Butterfly Park and Insect Kingdom

Un pelín más recuperados del jet lag nos da tiempo a disfrutar de las delicias del desayuno de Raffles. Un festín en todos y para todos los sentidos, pero sobre todo el de la vista,jaja. Tengo que destacar lo que me gustó la papaya con jamón serrano,mmm. Tenemos que estar en el aeropuerto a eso de las 8 de la tarde, así que disponemos de casi todo el día para hacer un poco más de turismo. Decidimos ir a Sentosa Island, que es una isla diminuta en la punta sur de SNG. El sitio no puede ser más hortera, reclamo turístico por excelencia, pero tiene un par de cosas que la salvan; sobre todo el Butterfly Park and Insect Kingdom.

Se puede ir andando pero nadie va, por algo será,jaja. Entre ir en taxi o en bus, teniendo en cuenta lo barato que sale el primero (y que somos 4) y las altas temperaturas, optamos por la opción A. Vamos directos al Butterfly Park y la verdad es que lo tienen bien montado. No sólo tienes las mariposas posándose en tu cabeza, hombros etc, sino también todo tipo de loros que te "aterrizan" y rodean para que les des pipas o agua con miel. Los críos lo pasaron bomba, sobre todo mi peque que es un auténtico "cazabichos",viendo al escarabajo más fuerte del mundo, cucarachas del tamaño de una naranja y demás monadas. El tema de bichos y animales en general da bastante de sí en mi casa, así que echamos allí la mañana y parte de la tarde. De ahí nos fuimos a explorar un poco la isla pasando por un puente tipo Indiana Jones en el Templo Maldito, pero en lugar de tener debajo a los cocodrilos, vas viendo las copas de los árboles, mogollón de ellos, vamos que te puedes recorrer la isla casi sin bajar. Muy chulo. Anduvimos un rato mientras decidíamos cómo regresar a la city hasta que los críos descubrieron el teleférico.
Perfecto para poder tener una panorámica general de la ciudad y sale más o menos como el taxi, bueno pelín más caro, pero no mucho más, unos 37 dólares (los 4). Del apeadero del teleférico otro taxi y al hotel para descansar un poco y organizar las maletas antes de volar otra vez.
Por supuesto, nos llevaban al aeropuerto, ya que vamos de rollo super pijo,jaja. Esta vez el coche sí que era la pasada, un Daimler de los años 50 que había pertenecido a la embajada americana, una verdadera maravilla.
Singapur nos ha encantado. La gente, su amabilidad, hospitalidad y buenas maneras. Una gozada. La ciudad es preciosa y ¡cómo la tienen! Por mucho que se empeñen, sólo hace 44 años que consiguieron la independencia y la huella británica es indeleble y la verdad es que se agradece; si hasta tienen una noria como el London Eye!! Es un modelo de urbanidad y cortesía. Además es un lujazo. No sé cuántas grúas y edificios en construcción vimos. No parece que les esté afectando mucho la crisis. Y para colofón el aeropuerto. ¡Qué preciosidad! Aparte de ser enorme, es una maravilla de la arquitectura moderna. Total que nos vamos encantados. Y lo mejor es que de aquí a Melbourne (nuestro destino final) sólo hay 7 horas de vuelo y 2 horas de diferencia horaria; unas 20 horas de vuelo en total. Mucho mejor que yendo por Honk Kong, que como está más arriba te llevas casi 3 horas más de vuelo entre unas cosas y otras.
Nos despedimos, pero con un hasta luego, pues a la vuelta volveremos a parar en este bello y encantador país.
Suzy

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