viernes, 9 de octubre de 2009

LA GRAN BARRERA DE CORAL

Martes 18-o8-09

Hoy es el gran día. Hoy vamos a bucear en La Gran Barrera (Great Barrier Reef). Cogemos un barco a las 8.30 a.m. en la marina que nos lleva al arrecife. Vamos a hacer tres inmersiones y el sitio en cuestión se llama Agincourt Reef. El barco es un super catamarán llamado Poseidon (léase en inglés, o sea sin tilde). Por supuesto, se dedica al submarinismo exclusivamente, lo que los ingleses llaman diving, pero también al snorkelling, esto es bucear con tubo y aletas. Mientras que llegábamos al arrecife, nos iban soltando la charla de cómo usar las aletas bien y demás rollo básico. Además nos daban consejos prácticos para no quemarnos las orejas o la parte de atrás de las piernas que es lo que iba a estar más expuesto al sol. El agua está a unos 25 grados, pelín fría, así que mejor nos ponemos los trajes de neopreno, que están disponibles por el módico precio de 5 dólares cada uno. Total entre explicar las medidas de seguridad mínimas y repartir los equipos para todos los que éramos, se nos va la hora y media que tardamos en llegar al sitio. En la cubierta de abajo estaban los que iban a hacer la inmersión con botellas y todo el equipo. El viaje incluía: morning and afternoon tea, lunch a base de gambas, ensaladas y otras viandas y todos los equipos. Nosotros teníamos que traer nuestras toallas (del hotel), crema solar, gorras y poco más. Todo por el fantástico precio de 540 dólares (family).
La primera inmersión fue la menos espectacular de las tres (aunque como era la primera flipamos bastante). Lo primero que te dicen es que no te acerques demasiado al arrecife; por supuesto que no lo pises, aunque algún torpón se puede resbalar. Como decía, la primera era como de prueba, a ver qué tal se nos daba. La verdad es que mola mucho más el snorkelling que el diving,(sorry por los PADIS), porque todos los pececitos están arriba donde da el solecito, y los que bajan no ven ni la mitad de los colores. Al menos eso nos decían los monitores y uno de ellos era biólogo marino. El tipo en cuestión se llamaba Harald y era holandés. Había vivido en Venezuela y quería practicar español con nosotros. Entre la primera y la segunda inmersión que estaban a una distancia de unos 15 ó 20 minutos máximo, nos soltó la charla sobre los peces que estábamos viendo y el estado del coral en general. La verdad es que era majísimo y los críos estaban embobados escuchándole. La segunda vez fue la más chula. Ya teníamos la técnica (los críos controlaban el tubo y le habían cogido el tranquillo a la cosa). Se me había olvidado decir que había un fotógrafo profesional perteneciente a la tripulación que se dedicaba a hacerle fotos a toda la peña y a todos los peces que se iba encontrando. Al acabar la jornada podías ver si te interesaba comprar el cd con las fotos en las que tú salías. Mucho mejor que tener que ir haciéndolas tú, porque así te relajas y te dedicas a seguir a los peces.
Es como estar dentro de un documental de National Geographic. Lo primero que nos llamó la atención fueron las barracudas, para entonces estábamos buceando con Harald y nos iba diciendo el nombre de todos los peces que nos encontrábamos. Había unos peces llamados unicornio, por razones obvias, tenían un pedazo de cuerno en toda la cara,jaja. Vimos peces ángel, y los primeros "Nemos" en su anémona. Los colores son algo impresionante y la variedad de especies.... Además aquí también vimos un par de peces muy graaandes. Uno estaba en una especie de cueva que hacían los corales, sería un bicho de unos 25 ó 30 kg, y el otro pasó delante nuestra sin inmutarse y la verdad impresiona bastante.
Después de semejante experiencia, comimos sentados en la cubierta de arriba para poder coger el sol a tope, porque con los trajes de neopreno empapados se pasa bastante frío. Después de comer Harald nos dio otra charla antes de llegar a la última parada de nuestro viaje. Esta vez iban a organizar tres grupos; uno con Harald, otro con Martin (que era otro monitor muy majo) y otro con Sarah. El grupo de Harald iba a hacer un "shark tour", o sea una ruta buscando tiburones. No estamos hablando del gran tiburón blanco ni nada parecido; estas aguas son cálidas y poco profundas así que son tiburones de arrecife y no es normal que ataquen al hombre. Pero oye, no dejan de ser tiburones y gracias a Spielberg se les tiene mucho respeto.
A mi hija no le moló nada la idea, mientras que mi hijo estaba encantado. En fin, la convencí de que la posibilidad de verlos sería remota y de que no podíamos desperdiciar la última oportunidad del día. Y oye ¡justo!, no llevábamos ni 10 minutos en el agua cuando de repente (ahora sí que hay que ponerle la banda sonora) aparece uno. Yo sólo lo vi de espaldas pero me pareció lo suficientemente grande como para acojonarme. Mi hija empezó a gritar (con tubo y todo), pero conseguí que se calmara; 5 minutos después apareció otro. Esta vez lo vimos mucho mejor, pero ya fue demasiado y opté por cambiar de grupo y seguir disfrutando de los corales, estrellas, anémonas y todos y cada uno de los peces que había que ver.
La vuelta fue muy movida. Había más olas que por la mañana y un par de pasajeros estuvieron echando la papilla,jeje. Nosotros ya nos habíamos convertido en el club de fans de Harald y le seguíamos por todo el barco para que nos explicara y enseñara más cosas sobre los peces que habíamos visto. En esto llegamos a puerto casi sin enterarnos. No sin antes recoger el cd con todas las fotos submarinas. Llegamos como a las 5, tiempo justo de ducharnos para ir a cenar y rematar un día perfecto, por no decir el más perfecto del viaje.
Supongo que es como ir a Africa y hacer un safari , sólo que en versión acuática. La experiencia es tan completa y enriquecedora que te sale por los poros. PUF!! ¡Qué pasada! No me extraña que enganche. Me dieron una envidia todos los de la tripulación. ¡Vaya curro! ver esa maravilla todos los días y encima que te paguen... AMAZING!! :) :)

Suzy

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