sábado, 16 de octubre de 2010

VUELTA A CASA

12 y 13 de julio 2010

El siguiente hotel está en Albufeira, pero no tenemos prisa, así que comeremos por el camino, a orillas del Atlántico. Nos decidimos por un restaurante que está literalmente en el borde del mismo, vamos, unos metros más y te precipitas por el acantilado. Está en un pueblecito de pescadores super típico llamado Vila Nova de Mil Fontes, no me digáis que el nombre no es precioso y el restaurante se llama Portinho do Canal, porque como he dicho está justamente en la puerta del canal. Probamos la famosa caldeirada, que no tiene nada que ver con el caldero,jeje, una vez más por un precio ridículo y seguimos bordeando la costa hacía el sur. Gary quiso dejar la autovía para ver mejor los pueblecitos y el resto del paisaje.
La verdad es que quitando el restaurante del canal lo demás no me impresionó mucho, es más si tengo que ser sincera empecé a decepcionarme por momentos hasta llegar a la super DECEPCIÓN que fue Albufeira. ¡¡Dios, qué horror!!
De repente estabamos en Benidorm, o peor en Torrevieja, aghhhh, lo peor de las Islas Británicas y algún que otro alemán en una concentración altísima. Horroso, horroroso, de verdad, salimos huyendo. Hicimos un amago de ir a cenar, pero cuando vimos lo que había, pusimos pies en polvorosa. ¡Qué desilusión! Han construido lo que no está escrito y por supuesto no queda nada de lo que debió de ser refugio de hippies y bohemios antaño.
Supongo que no todo el Algarve estará perdido, pero vamos, lo que me tocó ver a mi es una lástima. Así si que no nos da ninguna pena volver a casa.
En cuanto entramos en España lo primero que me llamó la atención fue la exaltación del orgullo patrio en todos y cada uno de los pueblos. No había visto tantas banderas nacionales en toda mi vida, jajaja. ¡Cómo mola! Aunque sólo sea por una vez qué maravilla que estemos todos de acuerdo. Curiosamente cuando entramos en Portugal sonó Caetano Veloso en el ipod del coche (no es por bacilar de carro) y al volver a España lo hizo Camarón, jajaja, qué coincidencia ¿no? ni hecho a posta.
Menos mal que nos queda medio día en Córdoba y aunque no es la mejor época del año para visitarla, siempre se agradece.
La primera vez que la visité fue en los noventa y aunque fue visto y no visto me encantó. Sin embargo me quedó una asignatura pendiente:
la Mezquita.
De modo que esta vez estaba claro y más con el calor, es donde unicamente se soporta.
El hotel está en plena judería, un NH muy majo cerquísima de la Mezquita, es más, se ve desde la habitación ¡qué lujo!. Se llama NH Amistad y el precio es muy razonable, sobre todo por el sitio donde está. Por cierto que si tenéis coches anchos olvidaros de meterlo en el garaje del hotel, vaya tela! bueno toda la judería es así, una pasada de calles estrechas.
La Mezquita cierra a las 7 así que tenemos una hora y pico para recrearnos. Sólo con entrar al Patio de los Naranjos ya se respira la Historia, y ¡¡qué Historia!! Desde que me la estudié en COU había soñado con el momento de verla y no me lo podía creer, ¡jo, cuántos años he tardado! No es de extrañar que me pusiera a llorar, sí, habéis leído bien, empecé a llorar y ya no podía parar ¡qué preciosidad!. Me emocioné un montón de verme ahí, tantos años esperando verla y es incluso más bonita de lo que me había imaginado. Me quedé sobrecogida, no pude ni hacer fotos, bueno miento, hice un par, pero en plan autómata como en trance. En serio, debería ser considerada una de las maravillas del mundo, porque lo es. Y lo mismo pasa con el resto de la ciudad, es una pasada: el puente romano, la judería, el barrio árabe, el barrio de los toreros...
Los cordobeses deben estar un poco hartos de turistas y de la explotación del rollo typical spanish, pero es que es preciosa. Hablando del rollo typical spanish, ya que estábamos tan emocionados después de la visita a la mezquita nos subimos a una calesa monísima y tipiquísima que nos hizo el recorrido obligado por los barrios más auténticos. Por otro lado es la mejor manera de ver todo eso si tienes poco tiempo y estás agotado después de todo el día conduciendo. El caballo se llamaba Piconero, más castizo ya imposible,jeje. De ahí a cenar a un sitio genial que está justo enfrente de la Facultad de Filosofía y Letras: El Churrasco, ¡qué bueno está el salmorejo joroba! ¡Qué final más perfecto!
Pues con esto ponemos el broche de oro a un viajecito encantador y muy bien aprovechado, ¡sí señor!.

Suzy

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