martes, 20 de agosto de 2024

GUILDFORD

 Sábado 14 de octubre de 2023

El sábado lo dedicamos a pasear por Guildford y después ir a Cobham para comer con mi cuñada y mis sobrinas. Guildford es una ciudad bonita que está muy bien. Tiene una tamaño perfecto, ni muy grande ni muy pequeña, después de todo se trata de la capital del condado de Surrey. Tuvo mucha importancia en la época medieval y como no podía ser de otra forma conserva el Castillo medieval y todo el casco histórico en perfecto estado. Visitamos los jardines del Castillo, las tiendas del centro y el casco histórico en general. Desayunamos en una cafetería muy coqueta y después de cien o doscientas fotos nos fuimos a la estación para coger el tren a Cobham. El resto del día lo pasamos en casa de mi cuñada Debbie que ahora se ha quedado viuda la pobre, para disfrutar de su cocina, de su compañia y la de mis sobrinas Emily, Poppy y el marido de Emily, Phil. 

Un broche de oro para un viaje perfecto de principio a fin. He disfrutado de mi hija como cuando nos fuimos a Nueva York. La he visto tan bien, tan instalada y tan integrada que me ratifico en lo de que definitivamente ha encontrado su lugar en el mundo. De modo que sólo puedo alegrarme por ella aunque me dé pena que esté tan lejos. Por otro lado, con la cantidad de vuelos que hay es más fácil comunicarme con ella y llegar a su casa que si estuviera en Lugo, por ejemplo. La sensación fue rarísima cuando me fue, lo de que fuera yo la que se iba y ella se quedara... Sentimientos encontrados, muy feliz por verla feliz y triste por saber que hasta enero no vuelve por aquí. 

Londres como siempre, nunca defrauda. Da igual la época del año (bueno, mejor evitar agosto como en todo), siempre hay cosas que ver y que hacer. Le pasa lo que a Roma, Nueva York o a Madrid, son ciudades que están vivas. Tengo muy claro que Sofía no vuelve, vamos, yo no volvería. 

Suzy







LONDRES CON SOFÍA II PARTE

 Viernes 13 octubre de 2023

Al día siguiente teníamos entradas para visitar la casa de Sherlock Holmes por la mañana y el musical Moulin Rouge por la tarde, lo que nos dejaba el hueco entre ambas actividades para pasear por Londres,  lo que más me gusta, jeje. El 221B de Baker Street, está en pleno West End, cerca de Myfair , Kensington y Regent's Park, ahí es nada. La casa, en la que, por supuesto nunca habitó por razones obvias, jeje, se ha convertido en una especie de museo de la vida victoriana. A pesar de tratarse de un personaje de ficción, el hecho de convertirlo en un icono les da la excusa perfecta para seguir exprimiéndolo. Pero se puede exprimir de muchas maneras y esto hay que reconocer que está muy bien montado. Han recreado una casa londinense de finales del XIX con todo lujo de detalles, de manera que en cuanto entras te "teletransportas" a 1887. La habitación del Dr. Watson con todo su instrumental; la sala de estar donde se reunían a discutir los casos con su violín;  juegos de té; productos químicos; tubos de ensayo y cualquier pequeño detalle que te puedas imaginar. Ya sabemos que lo de conservar y preservar sus tradiciones se les da fenomenal. Lo único real son las fotos/cuadros de los asesinos y sus victimas que inspiraron muchos de los relatos de A. Conan Doyle. Merece mucho la pena, ya sea para los fans del personaje-mito como para cualquier aficionado al modo de vida victoriano. El resto de la mañana, como he dicho, lo pasamos paseando por Oxford Street, Hyde Park y la consabida visita a Harrods ya que estábamos por la zona. Esta vez sin embargo, nos movimos en autobús, que es más agradecido si no tienes prisa. Para cuando salimos de Harrods (con mucho esfuerzo como siempre, porque está diseñado para que no lo puedas dejar sin comprar) empezábamos a tener hambre así que decidimos ir a comer a NOTTING HILL y de paso pasear por el barrio que es de lo más pintoresco y ver la famosa librería de la película. También queríamos visitar PORTOBELLO MARKET, total, ya puestos. Para llegar a Notting Hill y no perder medio día tuvimos que volver al metro, que para eso está. En cuanto llegamos al barrio buscamos un italiano para reponer fuerzas primero y después hacer el peregrinaje a la librería y todo lo demás. Encontramos uno bastante auténtico, la verdad, Cinquecento, y eso que es una franquicia. Tanto los que lo regentan como los que trabajan en él son de verdad italianos y la decoración del local está muy cuidada, te crees que estás en un barrio de Verona o por ahí, salvando las distancias, claro. Tras un merecido homenaje nos fuimos directas a la librería, que como no podía ser de otro modo se ha convertido en reclamo turístico, y eso que la película es de 1999, que acaba de cumplir veinticinco años, tela. Tras las fotos de rigor seguimos paseando por el barrio hasta llegar a Portobello Road y ver donde empieza el Portobello Market que se puede visitar los viernes y los sábados. El viernes está más centrado en ropa de segunda mano mientras que los sábados es para las antigüedades. Para cuando acabamos de recorrer los múltiples puestos estábamos un poco cansadas y teníamos que volver a Piccadilly para  llegar sin prisas al teatro. De modo que de nuevo al bus. Por cierto, tengo que decir que con el billete de tren que compramos por la mañana en Guildford teníamos acceso ilimitado al metro y al autobús, lo cual es bastante rentable. Así que volvimos a disfrutar de las vistas de Londres desde el piso de arriba de un autobús, que es algo que hay que hacer obligatoriamente. Nada más llegar a Piccadilly empezó a llover como si no hubiera un mañana. Menos mal que el resto de la tarde íbamos a estar a cubierto. Y así llegamos al plato fuerte del viaje, el musical MOULIN ROUGE que está basado en la película de Baz Luhrman de 2001. Habíamos quedado con la amiga de Sofía que también es fan de la película. Tengo que decir que Paula (que lleva con Sofía desde que hicieron la comunión) fue el detonante para que Sofía se decidiera a dar el salto a las Islas. Ella llevaba años viviendo allí y se iba a casar así que iba a dejar su habitación en la casa donde vivía, total que le dijo a Sofi que se fuera a su casa y que probara suerte. Si no le iba bien siempre podría volver a España, pero al menos no se quedaba con la duda de qué habría pasado si...  Bueno, pues Paula que sigue viviendo muy cerca de Guildford, para deleite de mi hija, también venía con nosotras como ya he dicho. Yo hacía mucho que no revisaba la película y no me esperaba que me gustara tanto. Superó mis expectativas con muucho. Será que con la edad te vas moderando y tiendes a quitarle importancia a todo. Cosa que no le ocurrió a Sofía y a Paula que estaban emocionadísimas desde el minuto uno. Tengo que confesar que en cuanto entré en la sala y vi la decoración se me "cayeron las orejas". ¡Madre mía, si estás en la película! Y en cuanto empezó el espectáculo, desde el segundo en que se encendieron las luces, los pelos como escarpias. ¡Qué subidón! ¡Menudo espectáculo! Los bailarines, las canciones, las coreografías, los cantantes, bueno... todo, IMPRESIONANTE. Podría decir que me quedé sin palabras pero qué va, no paré de cantar. ¡Qué catarsis! Mi hija, que me conoce mejor que yo misma, volvió a dar en el clavo. ¡Qué regalazo! Cuando compró las entradas y me lo contó toda emocionada, mi reacción fue de lo más fría. No sé, me pilló en mal día. Pero me alegro tanto de que lo hiciera. Muchísimas gracias cariño. Me quedé muerta con lo que estaba viendo y sintiendo. Un disfrute con mayúsculas. Absolutamente obligatorio para los fans de la película y para los amantes de los musicales. De ahí  de vuelta al metro para poder coger el tren a Guildford, nosotras y nosecuantos miles de ingleses más, claro. El tren iba literalmente hasta arriba, parecía que estábamos en la India, jeje. Al llegar a Guildford cogimos un taxi porque se nos había hecho muy tarde. Nos despedimos de Paula y a casita después de un día absolutamente perfecto e inolvidable:) 

Suzy 
















    

lunes, 19 de agosto de 2024

LONDRES CON SOFÍA (11 al 15 de octubre de 2023)

 Hola buenas, como ya no llevo esto como mi diario no he puesto por aquí que mi hija se fue a vivir a Reino Unido hace ya un año y cinco meses, el 10 de marzo de 2023 para ser exactos.  Le echó muchas agallas y se fue a buscarse la vida. Y se la encontró. Y no sólo eso,  sino que ha encontrado su lugar en el mundo. Ahora vive y trabaja en Guildford, la capital del condado de Surrey y ha hecho realidad su sueño de vivir donde realmente quería vivir, en Inglaterra, cerca de sus primas y de su amiga del alma, Paula. De modo que quise comprobar in situ que mi niña estaba no sólo instalada, sino totalmente integrada en las Islas (cosa que siempre sospeché que acabaría pasando).  Así que el pasado puente del Pilar me planté en su casa y nos "regalamos" tres días de actividades culturales en la City y alrededores.  

Salí un miércoles 11 desde Corvera (Murcia) y he de confesar que estaba un pelín estresada por ser la primera vez que iba sola a UK sin Gary. Treinta años viajando con él y no teniendo que preocuparme por la logística se notan. Pero bueno, como afortunadamente sé algo de inglés no tuve problemas, porque esa es otra, ahora TODO es automático y con maquinitas, que pueden ser intimidantes para los analógicos como yo. Pero nada, seguí el camino de baldosas amarillas y todas las instrucciones que me había dado Sofía y llegué a Guilford. Sensación rarísima de que me estuviera ella esperando a mí y no al revés. Su casa está bien, sin entrar en más detalles, sobre todo su habitación que es donde ella hace la vida. Tiene que compartir con 3 personas más, pero es que el tema de los alquileres está prohibitivo.  

Jueves 12 de octubre de 2023

Teníamos entradas para WESTMINSTER ABBEY  a las 10, así que había que madrugar para llegar a Waterloo Station temprano, obviando la hora punta y estar a tiempo en la cola para la Abadía. Menos mal que para entonces Sofía ya tenía interiorizado lo que se tarda, mejor dicho lo que se necesita para llegar a los sitios en Londres, porque si llego a ir yo sola, llego tarde fijo. Yo no había estado en la Abadía desde mi primer viaje a Londres en 1981, el que hice con mi tío Juan Diego, que por cierto ha muerto hace sólo tres meses, descanse en paz.  Está practicamente recién restaurada y preciosísima. Cuando yo la vi estaba toda negra, aunque no recordaba casi nada. Aunque ahora el precio es un poco excesivo, 27 libras, merece la pena porque hay mucho que ver. Lady Chapel (Capilla de Enrique VII, dedicada a la Virgen María) con su impresionante bóveda de abanico sigue siendo una joya; o ver que Isabel I está enterrada junto a María Estuardo de Escocia, las primas que se odiaban en vida y ahora están juntas para la eternidad, lo que no deja de ser una ironía del destino; o el Rincón de los Poetas (Poets`Corner) donde están enterrados desde Chaucer a T.S. Elliot es emocionante, a mí por lo menos me emociona. Se nos pasó la tumba de Newton por ejemplo, no sé cómo, la verdad es que puede ser un poco abrumador y finalmente llegamos al Sillón de la Coronación, que está ahí desde el siglo XI. Magnífico y dado el perfecto estado de conservación en que la tienen es un disfrute para cualquiera que le guste el Arte, y éste lo es con mayúsculas.   

Nuestra siguiente parada era la TATE MODERN. Cogimos el metro a St. Paul's Cathedral y comimos por la zona ya que teníamos entradas para ver una exposición de una artista japonesa, Yayoi Kusama, llamada "Infinity Mirror Rooms". Como su nombre sugiere, se trata de juegos de luces a base de espejos y agua en el suelo para aumentar así los reflejos y la sensación de luces infinitas, vamos, un alucine. Yo como no sabía lo qué iba a ver, ya que Sofía había hecho la reserva, me quedé encantada, me pareció chulísimo. Ella, sin embargo, había visto vídeos y se esperaba más, demasiadas expectativas. Después de eso decidimos volver al metro y pasar la tarde en CAMDEN TOWN, que hacía lo menos 30 años que no iba. Fue de las primeras cosas que vi con Gary, así que sí, 30 años sin ir. Está tal y como lo recordaba. Ambiente bohemio y desenfadado con todas las tiendas, cafés y restaurantes de todas las nacionalidades. La quinta esencia del Londres cosmopolita. No obstante, la zona está rehabilitada y se agradece, sobre todo la zona que está junto al río,  mucho más cuidada. Se puede comer/cenar en los muchos puestos de comida de todas las partes del mundo. Como habíamos comido muy bien al lado de la Catedral nos limitamos a tomar té y pastelitos. El ambiente es muy relajante y acogedor, el sitio perfecto para pasar la tarde o la mañana. Apuramos hasta que empezaron a cerrar los locales y de vuelta al metro para coger el tren a casa y llegar reventadas, pero encantadas después de un día redondo. 

Suzy  



















 

domingo, 11 de agosto de 2024

CIUDAD RODRIGO (Salamanca)

 Salimos de Candelario en dirección CIUDAD RODRIGO esperando poder llegar a comer o en su defecto comer algo en el camino. Atravesamos la sierra con un paisaje grandioso y cuando nos faltaba poco para llegar a Ciudad Rodrigo nos paramos en un pueblecito y entramos en el típico bar sin nombre. Nos sentimos muy marcianos pues parece que no han visto a gente de fuera en décadas. Sólo había ancianos echando su consabida partida de dominó que se nos quedaron mirando como si fuéramos de otro planeta. Una sensación rara, la verdad. Pedimos una coca-cola y la chica de la barra (que tenía acento ucraniano) nos ofrece una patatas a lo que contestamos que sí y desaparece detrás del mostrador. Nos terminamos las latas y la chica sigue sin salir, está tardando demasiado y no sabemos qué pensar. No entendemos qué está pasando y cuando ya estamos a punto de dejar el dinero en la barra y marcharnos aparece con un plato de patatas fritas, recién fritas, de las de sartén. Flipamos en colores, nos comemos las patatas quemando y 6€ más tarde estamos de vuelta en el coche, como si hubiéramos parado en un motel en mitad de Wisconsin, muy raro. 

Ciudad Rodrigo estaba más cerca de lo que pensábamos y en seguida encontramos la Plaza Mayor que era donde teníamos el hotel, en la Antigua Audiencia. Es, como su nombre indica, la antigua audiencia de la ciudad; un edificio de estilo neoclásico que está en la Plaza Mayor junto a la Casa del Primer Marqués de Cerralbo y del Ayuntamiento, ambos del siglo XVI. Llegamos justo a tiempo de tomarnos un plato combinado en el bar de abajo del hotel. Probamos el farinato con huevos fritos que es uno de los platos típicos de la zona. El farinato es nuestro chorizo, pero ibérico y además frito, vamos, una bomba de colesterol. Plato muy apropiado, sin embargo,  para las gélidas temperaturas que sufren aquí en invierno. Dejamos el coche fuera de las murallas que rodean todo el casco histórico y nos disponemos a descansar un poco antes de recorrer la ciudad por la tarde. 

Ciudad Rodrigo es una auténtica preciosidad. Está tan sólo a 25 km de la frontera con Portugal, en la Raya como lo llaman aquí. Atravesada por el río Agueda y rodeada por la dehesa salmantina, el enclave es  espectacular. La ciudad vivió un gran apogeo entre los siglos XV y XVI y está repleta de casas palaciegas y edificios civiles y religiosos de un gran valor histórico. Un paseo por el Renacimiento español en todo su esplendor. Durante la Edad Media, en la Reconquista, ya empezó a tener mucha importancia por estar muy bien situada entre los reinos cristianos y el reino de Portugal. En el siglo XIV Enrique II de Trastámara  mandó construir una fortaleza que es en la actualidad el Parador Nacional. Pasear por sus calles, rodear los 2 km que mide la muralla medieval o recorrer sus casas y palacios es un viaje en el tiempo sin Delorian. El estado de conservación de la mayoría de los edificios incluido la Catedral de Santa María, que se construyó entre los siglos XII y XIV es magnífico. Entre la muralla, la catedral y los palacios e iglesias, la ciudad (que por supuesto, está declarada como Conjunto-Histórico-Artístico) es una verdadera joya. Las vistas desde la muralla con el río y la dehesa al fondo son impresionantes.  La tarde, como no podía ser de otra manera, la pasamos recorriendo la muralla y demás calles y plazas y  haciendo doscientas mil fotos. Como aún no habíamos terminado de digerir el farinato pasamos de cenar y nos acostamos temprano porque el día había sido muy completo y estábamos reventados y henchidos de felicidad ante tanta belleza. 

Sábado 23 de septiembre de 2023

Desayunamos en el bar de abajo y nos dispusimos a visitar los monumentos y museos que nos quedaron de la tarde anterior. La primera visita es obligada, la Catedral de Sta. María. Es de estilo románico de transición al gótico, por lo que es bastante más sobria que las últimas que visitamos en León y Burgos; pero igualmente muy bonita, sobre todo el claustro. Al finalizar la visita, me fui (yo sola) a ver el Museo del Orinal  que está en la misma plaza de la catedral. El precio es simbólico, 2€. Debe ser el museo más original que he visitado en mi vida y seguro que ostenta ese título, porque es único, sin duda. Se trata de una colección particular donada al Conjunto-Histórico-Artístico de la ciudad y que como he dicho, es muy muy curiosa. La mayoría de las piezas son de porcelana inglesa y hasta china, hay algunas que son muy bonitas. Muy interesante y divertido, la verdad. El resto de la mañana y la tarde lo pasamos recorriendo las casas palaciegas y demás edificios de interés. Volvimos a subir a la muralla para ver las vistas y el río con la luz de la mañana y encontramos un sitio de lo más auténtico para comer. Después de descansar un rato en el hotel seguimos visitando-paseando edificios ilustres. Han elaborado una ruta por la ciudad que se llama "Juego de Escudos". Como he dicho anteriormente, la ciudad está repleta de casas palaciegas, cada una de ellas con su correspondiente heráldica. La ruta consiste en ir descubriendo los escudos/heráldicas de las mismas. Si te gusta el tema de la heráldica (a mí me encanta) es una forma muy entretenida de recorrer la ciudad. Empezamos por la mañana y seguimos toda la tarde hasta que el cansancio nos venció. Habíamos fichado una confitería sita en la Plaza Mayor e hicimos acopio de pastelitos para merendar y ya no cenamos. 

Domingo 24 de septiembre de 2023

Salimos temprano puesto que teníamos 8 horas de coche por delante sin contar las paradas. A las 9 ya estábamos en la carretera y a las 5 y pico de la tarde en casa, con una parada en Tobarra para comer. Son 750 km, está muy lejos, la verdad, pero disfrutamos de tres días magníficos en que todo nos salió a pedir de boca, así que volvimos totalmente renovados y con las pilas cargadas para enfrentarnos al nuevo curso.  

Suzy