sábado, 31 de agosto de 2019

NEW YORK CHRONICLES V


Viernes 5 de julio de 2019

Después de desayunar en nuestro Deli favorito pedimos información sobre los tours que se hacen por toda la ciudad en los autobuses turísticos. Nos decantamos por el Night Tour que por 30 dólares cada una, nos llevará por zonas de Manhattan que aún no hemos visto y menos de noche, e incluso llega hasta  Brooklyn. Todo esto después de regatearles y de “estudiar” las diferentes rutas que ofrecen las docenas de empresas que abordan a los turistas por todo Times SquareQuedamos en salir a las 9 para que nos pille realmente de noche y verlo en todo su esplendor. Con eso ya resuelto, nos vamos directas al metro para volver a bajar al Downtown, a esa zona que nos enamoró el día anterior, Greenwich Village.
Pero antes de eso tenemos que ver algo que no sabíamos que teníamos a tiro de piedra. La juguetería en la que Tom Hanks es descubierto por Robert Loggia, iniciando así su flamante carrera como ejecutivo de la industria juguetera. Estoy hablando por supuesto, de ‘Big’ y la juguetería es Fao Schwarz y está justo en el Rockefeller Center, vamos, que habíamos pasado por delante y no nos habíamos dado cuenta. Así que nos “reencontramos” con las niñas que llevamos dentro, nos quitamos los zapatos y nos subimos al piano gigante en el que Tom Hanks y Robert Loggia se marcaban un baile. Nosotras los emulamos con ayuda de un señor muy amable que se sabe la melodía de memoria y se pasa el día repitiéndola el pobre. La juguetería es una maravilla y realmente te rencuentras con el niño que llevas dentro y sales con una sonrisa de oreja a oreja.
De nuevo en el metro nos bajamos en Christopher Sheridan Str. y nos damos de bruces con la mítica Stonewall Inn, el bar en el que se produjo la redada policial contra los gays que protestaban contra el acoso de las fuerzas del orden y que fue el germen del movimiento LGTBI el 27 de junio de 1969. Hoy en día, sin embargo, es un bar muy tranquilo.
Justo al lado hay una pajarería con un cartel que dice que tienen cachorros. Mi hija no se puede resistir y tenemos que entrar. Es el paraíso de los amantes de los perros, pues si quieres puedes estar un rato con los cachorros. Sólo tienes que elegirlo y te ponen una especie de corralito y te dan una banqueta y hale, a jugar. Mi hija se “muere de amor” y quiere quedarse a trabajar ahí. Después de casi 20 minutos jugando con un cachorro de samoyedo por fin consigo sacarla de allí y nos ponemos a explorar el barrio. 
Tenemos dos objetivos que cumplir: encontrar el edificio de la serie ‘Friends’ y el apartamento de Al Pacino en ‘Serpico’. El edificio de Friends está en el 90 de Bedford Street, en la esquina con Grove Street. Seguimos un poco hacia el oeste y estamos en la famosa Bleecker Street, centro neurálgico de la generación Beat. En la esquina de Bleecker con MacDougal, en el nº 189, estuvo el San Remo Bar que fue el lugar de reunión de William Burroughs, Allen Ginsberg y Jack Kerouak entre otros. Así mismo James Fenimore Cooper (‘El Útimo Mohicano’) vivió en el 145 de la calle Bleecker en 1833, y en 1964 Simon y Garfunkel le dedicaron una canción a esta mítica calle. Volviendo a la calle MacDougal, si seguimos hasta la intersección entre Bleecker y West 3rd Strs llegamos al Café Wha?, el local favorito de Jimmy Hendrix y Bob Dylan. Vamos, que la concentración de artistas, escritores, músicos de jazz, poetas o cantantes por metro cuadrado es alucinante. Paraíso de bohemios con las calles arboladas y con un trazado que recuerda más a una villa rural. Definitivamente queremos vivir aquí, jeje.
Seguimos vagando por Bleecker y vemos una cola de gente ante la puerta de una pizzería, John’s Pizza. A priori no parece gran cosa pero al acercarnos al escaparate vemos que todo el que es alguien ha comido aquí. Como la cola no es muy exagerada y vamos teniendo hambre nos decidimos a esperar para entrar.
Una vez dentro comprobamos que efectivamente, el sitio no puede ser más auténtico. Típica pizzería inaugurada en 1929, con horno de leña que se vanagloria de mantener las recetas y la elaboración tradicionales. Las paredes de madera están literalmente forradas de fotos de todos los famosos que pasan o han pasado por el Village para comer expresamente aquí, desde Frank Sinatra a Bruce Springsteen.
Sólo hay dos tamaños de pizza, mediano y grande; el tamaño pequeño no existe en este país. No podemos imaginar que una pizza mediana va a ser de grande como una plaza de toros y cometemos el error de pedir una para cada una. Nuestra sorpresa es mayúscula cuando nos las traen. Son enormes, pero hay que comérselo todo aunque sea lo último que hagamos. Dios, ¡qué disfrute! 
La cuenta, sin embargo, nos saca de nuestra efímera felicidad. ¡¡Son 66 dólares!! Sólo hemos tomado las dos pizzas, ni bebidas siquiera, pues el agua te la ponen nada más entrar y es lo único gratis. Tela marinera. En fin, estás pagando el hecho de que se haya convertido en lugar de peregrinación para famosos. El precio del postureo básicamente.
Salimos de ahí y empezamos a andar para bajar toda esa ingesta de hidratos y de paso buscar el apartamento de ‘Serpico’ que está en el nº 7 de Minetta Street, un precioso callejón curvado que desemboca como no, en Bleecker.
Seguimos bajando Bleecker hasta Carmine Str. donde está la pizzería donde trabajaba como repartidor Peter Parker en ‘Spiderman 2’, Joe’s Pizza y de ahí cruzamos a Minetta Str.
El apartamento al que se muda Frank Serpico (Al Pacino), un recién licenciado policía al abandonar su Brooklyn natal en esta película de 1973, está como no podía ser de otro modo, en el corazón del barrio más bohemio y vibrante de la época. Después de comprobar que el apartamento está tal cual, seguimos por el callejón y como he dicho desembocamos en MacDougal con Bleecker otra vez, justo en la puerta del Café Wha?.
MacDougal Street es una monería. Llena de restaurantes y cafeterías, esta calle que desemboca en Washington Square, fue en su día el lugar en que se concentraban los establos de las casas más nobles de la famosa plaza. En el siglo XX esos establos se transformaron en estudios para artistas. Pero antes de eso, a la escritora Louisa May Alcott (‘Mujercitas’), le dio tiempo a vivir aquí una temporada, justo enfrente del Caffe Reggio, que también estaba entre mis objetivos por partida doble. Primero porque se puede ver claramente en ‘El Padrino II’ y segundo por la recomendación de Elvira Lindo como uno de los mejores sitios para merendar y probar su delicioso pastel de zanahoria.
Pero antes de merendar, ya que aún estábamos henchidas de satisfacción por las pizzas de John, teníamos que ver esa maravilla que es Washington Square Park. Un sitio ideal para leer, descansar, dar de comer a los gorriones, escuchar a los artistas callejeros (Bob Dylan empezó cantando junto a la fuente en sus inicios) o jugar al ajedrez. Es otro nivel. Una gozada de parque, con un recinto acotado para perros que tiene hasta una balsa y al que por supuesto, no se permite el acceso sin perro. El parque rodea la plaza en la que siguen estando las casas de escritores tan famosos como Edith Wharton (‘La edad de la inocencia’) que habitaba en el nº 7 o Henry James (‘Otra vuelta de tuerca’) que nació en el nº 2 de la misma.
Nos acomodamos en la zona de juegos de los más pequeños que estaba incluso más blandita que el resto del césped del parque y nos echamos una siesta gloriosa. ¡Qué paz, qué tranquilidad y qué buen rollo! Cuando nos despertamos nos pasamos por el Caffe Reggio, que está en la misma acera que el Café Wha?, y compruebo con satisfacción que es todo lo que me imaginaba y más.
Los dueños de este café se enorgullecen de ser los que importaron a Estados Unidos la primera máquina espresso, que es la que se puede ver en la secuencia de ‘El Padrino II’ en que Robert de Niro se encuentra con el cappo Don Fanucci. La máquina de bronce destaca entre la abarrotada decoración del interior del local de inspiración claramente renacentista.
Después de probar el pastel de zanahoria podemos dar fe de que está realmente bueno y de que merece la pena tanto por el pastel como por estar en el local.
De ahí volvemos al hotel para refrescarnos y prepararnos para la visita nocturna en autobús.
No obstante, la noche nos tenía preparada una sorpresa con la que no contábamos. Queríamos coger el bus a las 9, así que nos fuimos a las 8 y media o un poco antes pensando, infelices de nosotras, que con media hora de cola sería suficiente. No podíamos imaginar que la cola para coger los autobuses daría la vuelta a más de ¡¡tres manzanas!! Una pasada.
De modo que nos comimos dos horas largas de cola. Ahora ya podemos decir que sabemos lo que sienten los neoyorquinos que tienen que hacer cola para casi todo. ¡Vaya tela! Lo peor no era la espera, que obviamente es un rollo, lo peor es que me obsesioné con que no nos iba a dar tiempo o con que nos iban a dejar con las ganas, vamos, que estaba convencida de que nos habían timado. Mi hija Sofía no paraba de echarme la bronca y decirme que era una paranoica, pero es que me parecía imposible que la agencia que habíamos elegido tuviera semejante flota de autobuses. Pero sí la tenían y dos horas y pico después nos vimos por fin recompensadas sentadas en el piso de arriba del autobús descapotable. Y a partir de ese momento a disfrutar como enanas. Mereció muchísimo la espera. Si la ciudad es preciosa de día, de noche es dos veces más bonita. Muy muy recomendable.
Al volver a “casa” como el autobús nos dejó al lado de Times Square y a esas alturas procurábamos evitarlo a toda costa, dimos un pequeño rodeo y nos fuimos hasta la 6ª Avenida hacia el Rockefeller Center y para variar nos encontramos con dos artistas callejeros (esta vez eran blancos) que pusieron la guinda a un día totalmente perfecto.
Suzy

















































2 comentarios:

  1. Hola Susy. Acabo de leer la crónica sobre tu paseo por el Village y teng oque decirte que "me la quedo" como guía indiscutible para mi próximo viaje a NY. Es espectacular. Y las fotos son geniales también. Buen trabajo viajero.

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  2. Susana, me encantan las crónicas, super detalladas y las fotos chulísimas. Yo tambien me las queo para cuando cumpla mi sueño de ir a N. York. Gracias!!

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