viernes, 30 de agosto de 2019

NEW YORK CHRONICLES

Lunes 1 de julio de 2019

Hola de nuevo, otro verano más y van 10 con este, desde que empecé a contar mi vida por esta vía. Este verano, sin embargo, he hecho realidad uno de mis sueños. Visitar Nueva York. Llevaba toda la vida esperándolo. Pensaba incluso que me iba a decepcionar, pero ¡qué va! Es el riesgo de pasar tanto tiempo planeando algo. Pero, por supuesto, no me ha decepcionado en absoluto.
Tenía claro desde el principio que iba a ser en primer lugar un “safari fotográfico” y en segundo lugar un recorrido cinéfilo por ese plató gigante en que se ha convertido la ciudad. De hecho, una de las guías que utilicé para seleccionar lo que queríamos ver es un libro titulado “Nueva York de Cine”. En ese libro se recorre la ciudad a través de 55 películas rodadas en la misma. De esas 55 yo había hecho mi selección y me interesaban unas 16, a saber: ‘El Padrino II’, ‘Serpico’, ‘Big’, ‘Cazafantasmas’, ‘Manhattan’, ‘Misterioso Asesinato en Manhattan’, ‘Serendipity’, ‘La Semilla del Diablo’, ‘Ghost’, ‘Desayuno con Diamantes’, ‘Superman’, ‘Días de de Radio’, ‘Spiderman II’… En la guía venían las coordenadas exactas para poder encontrarlas. Así que además de la guía convencional me llevé una chuleta con las direcciones de esas películas. Claro está, una cosa es lo que se planea uno en su casa tranquilamente en su salón y otra muy distinta lo que te encuentras cuando empiezas a andar en esa urbe que puede contigo.
Teníamos 7 días y queríamos aprovechar cada segundo, conscientes o inconscientes, de que estábamos en verano y de que las distancias son abrumadoras. Fui con mi hija Sofía porque es igual de friki que yo para el cine y me ayudaría a buscar las localizaciones y porque también quería hacer doscientas mil fotos. He creado un monstruo, jeje.
Yo siempre me he orientado muy mal, me pierdo con mucha facilidad y además con los años este problema se me ha ido agravando ya que mi marido Gary, es un navegante nato y siempre sabe dónde tiene que ir, con lo que yo he dejado el cuerpo muerto. Tengo que confesar que tenía mis dudas y mis temores sobre cómo me iba a apañar sin él. Mi amiga María Luisa me había dicho que no me preocupara, que NYC es la ciudad más fácil del mundo, pero es que ella no tiene problemas para viajar sola a cualquier sitio, es una persona muy valiente.
Sin embargo, quitando la primera mañana que me agobié bastante, el resto del viaje sin problemas. Como dice Elvira Lindo, Nueva York te ayuda a entender los puntos cardinales y a situarte en el este, oeste, norte o sur. Y una vez que controlas que las calles van en perpendicular con las avenidas, es muy fácil. Pero como ya he dicho, las distancias son tremendas. La ciudad es inabarcable. Cuando fuimos conscientes de esto, nos lo tomamos con más calma y empezamos a disfrutar.
No obstante, el “aterrizaje” de noche en Times Square después de las 9 horas de vuelo más los retrasos en ambos aeropuertos y el cambio de horario es tal cual si llegaras de Saturno. Faltan adjetivos, por mucho que lo hayamos visto mil veces en el cine, es sobrecogedor ver todos esos anuncios, ese espectáculo de luces de neón que literalmente te ciegan como te descuides. A eso súmale un tráfico endiablado, y miles y miles de almas. Es abrumador.
Suzy








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