PERROS

25 marzo

En diciembre de 1995 yo estaba embarazada de 7 meses. Era mi primer embarazo y aunque llevaba en reposo desde el 5º mes por contracciones, iba bien. Me había hecho un monitor hacía dos días y el niño estaba bastante grande, todo era normal.
Pero un domingo por la tarde empecé a encontrarme muy mal, la cabeza se me partía y me acosté. Cuando me desperté era jueves y estaba en el hospital La Vega.
Tuve una eclampsia. Y la mayoría diréis ¿¿¿¿¿una qué????? Eso mismo dije yo. Es una patología del embarazo muy rara que sólo se da en 1 de cada 2000 ó 3000 embarazos y me tocó a mi!! El niño murió y yo casi no lo cuento. A mis padres y a mi marido los cogieron aparte y les dijeron que se despidieran de mi, que no salía de esa.
Mi padre es cazador y por entonces no tenía perro. Había perdido al último en circunstancias bastantes trágicas a finales del verano y no lo había superado. Los cuatro días que estuve en coma fueron de los peores de su vida y pensó realmente que me perdía. Así que sin pensárselo dos veces se compró otro perro. Lupo y yo llegamos a casa de mis padres a la vez.
Cuando me desperté de la eclampsia había tenido un ictus y a consecuencia de ello se me había paralizado la parte izquierda del cuerpo. No podía andar. La rehabilitación física y psíquica duró un año más o menos.
El hecho de tener un cachorro al principio fue decisivo para ayudarme a encajar lo que me había pasado. Lupo era un cachorro muy cañero. Estaba como un cencerro y no paraba. Ya sé que todos los cachorros son marchosos, pero este era tremendo. Los primeros meses me instalé como he dicho en casa de mis padres. Pasé muchos ratos con él. Recuerdo que me agobiaba bastante porque yo no me movía nada bien y el otro no hacía más que perseguirme por toda la casa y acababa dando vueltas a la mesa de camilla hasta que se cansaba.
Destrozó todas las patas de las sillas de mi madre, así como alfombras, puertas, zapatos y lo que se le ponía por delante. Era muy bravo y a mi padre le costó mucho domarlo. Además se hizo enorme y se convirtió en un auténtico personaje. Pensaba demasiado, cuando le dabas una orden te miraba interrogándote y se tomaba su tiempo en obedecerla, como si tuviera que sopesar los pros y los contras. Pero resultó ser un estupendo cazador, además de un excelente guardián y compañero.
Cuando empecé a moverme un poco mejor volví a mi casa de Murcia. Ya habían pasado 6 meses y seguía de baja. Psicologicamente estaba mejor pero a mi pierna aun le quedaba. Una de las primeras salidas que hice fue a una comunión, donde me encontré con una amiga que me dijo que su perra acababa de tener cachorros. No recuerdo si me enseñó una foto de los perros o cómo fue exactamente, pero al día siguiente le compré al más broncas de la camada.
Bilbo me ayudó a terminar de recuperarme. No estaba tan loco como Lupo pero, no dejaba de ser un cachorro al que había que domesticar. Por primera vez dejé de lamerme mis heridas y me centré en el perro. Ni que decir tiene que Bilbo se llevó todo el cariño que se me había quedado en La Vega seis meses antes.
Ahora Lupo tiene 13 años y medio y Bilbo cumple los 13 este sábado. Pero Lupo no llegará al fin de semana. Probablemente mañana haya que sacrificarlo. Sus piernas no aguantan, en los últimos días ha tenido varios ataques. Tiene un proceso degenerativo que acabará por dejarlo paralítico. Esta tarde he ido a verlo para despedirme y ni siquiera se ha levantado.
En fin... da igual que sepamos que es ley de vida y todo lo demás. Es un palo muy gordo.

Suzy

llllllllllllllllllllllllllllllllllllllLUPOlllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllll BILBO